martes, 29 de septiembre de 2009

Paraísos

En su propaganda anti-comunista, siempre respaldada a sotto voce por la fantasía de “la gran conspiración judía masónica comunista”, en otros tiempos la ultraderecha mexicana, sobre todo la radicada en sitios de raigambre Cristera como Guanajuato, Colima y Jalisco, denostaba duramente al sistema comunista soviético denunciando que el supuesto “paraíso de los trabajadores” prometido por el modelo ortodoxo comunista de la Unión Soviética eran en realidad una gran cárcel sin escapatoria para los millones de esclavos que laboraban al servicio del Estado, viviendo en un régimen actuando como un estado-policía que mantenía una economía-ficción bajo control del Estado. Eran tan duros y tan feroces sus ataques, que muchos se preguntaban si el día en el que la derecha con el apoyo (o mejor dicho, la infiltración) de la ultraderecha algún día llegara al poder en México, convertiría a México en un verdadero “paraíso” para todos los mexicanos, dándole una lección a los comunistas sobre cómo se debe gobernar. Esa oportunidad llegó en el año 2000 con el ascenso de Vicente Fox al poder, y los resultados están a la vista.

En su artículo publicado el 24 de septiembre del 2009 bajo el título “Matar el internet”, el editorialista Sergio Sarmiento, propulsor y defensor a ultranza de la economía de libre mercado y que nunca ha simpatizado con cualquier cosa que huela a izquierda, socialismo, comunismo o marxismo-leninismo, el cual ciertamente no es un masón y mucho menos un judío (razones por las cuales no cuadra con el estereotipo que ha forjado la ultraderecha de los que están supuestamente involucrados en la espectacular cuan fantasmagórica “gran conspiración judía masónica comunista”), y el cual casi seguramente votó por Felipe Calderón en el 2006 al considerarlo una especie de “salvador”, enceguecido no sólo por la misma propaganda monstruosa fabricada por el duopolio televisivo en contra de Andrés Manuel López Obrador y a favor de Felipe Calderón en la contienda presidencia sino por las espectaculares promesas hechas por Felipe Calderón, terminó de concretar un giro espectacular en sus simpatías hacia Felipe Calderón y todo lo que él representa escribiendo las siguiente palabras:

“Subir los impuestos en una economía en recesión es el peor error que puede cometer un gobierno. Pero golpear al único sector de la economía que está creciendo y encarecer las nuevas autopistas del conocimiento es una estupidez que va más allá de la usual, incluso para los políticos mexicanos. El presidente Calderón parece estar comprometido con un proyecto para hundir a la nación mexicana más que nunca en la pobreza. Sólo así puede explicarse este intento de matar el internet.”

¡Y éste era uno de los más entusiastas defensores del proyecto Calderonista!

El mismo Sarmiento externó el siguiente comentario en otro trabajo suyo titulado “Voto sin valor” publicado el 27 de septiembre del 2009:

“EL POPULISTA Y EL LIBERAL

Curioso. El presidente Calderón ha asumido la posición populista de cobrar más impuestos para aumentar el gasto del gobierno. En cambio Andrés Manuel López Obrador mantiene la posición liberal de recortar el gasto público innecesario y elevar la recaudación eliminando los privilegios fiscales.”

En pocas palabras, según el mismo Sarmiento el hombre más capaz en estos momentos con sus propuestas para sacar al país del terrible bache en que se encuentra vendría siendo el izquierdista López Obrador, no el títere-pelele de la extrema derecha de México al que muchos llaman usurpador y al cual el país habrá de seguir padeciendo por tres largos años en los cuales aún puede hacer mucho daño si nos hemos de guiar por el daño que ya ha causado y que será arrastrado por varias generaciones de mexicanos.

Uno a uno, millares de mexicanos que dieron su voto a Felipe Calderón en el 2006 han estado abriendo los ojos y se están dando cuenta de que la situación real del México en el que están viviendo, contrastada con los “paraísos” de prosperidad que habían prometido Felipe Calderón y la dupla derecha-ultraderecha que maquinó su ascenso al poder para impedir el ascenso al poder del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, es francamente deplorable. Y lo peor de todo es que ya no hay forma de dar marcha atrás, al menos no por los tres años restantes del hasta ahora desastroso sexenio de Felipe Calderón. No es posible tomar una máquina del tiempo para regresar al 2006 y hundir a Felipe Calderón y a los poderes fácticos que lo apoyaron en terrible alianza con la nefasta ultraderecha con un alud de votos en contra seleccionando a otro candidato como Roberto Madrazo del PRI o López Obrador del PRD.

Resulta irónico que al mismo tiempo que México se está hundiendo en el marasmo, en Brasil los habitantes de dicho país parecen estar bastante satisfechos con la labor desarrollada en el gobierno por el izquierdista Luiz Inácio Lula de Silva a un año de la fecha en la cual dejará el poder, al haberle dado un índice de aprobación del 81 por ciento los encuestados a su gobierno, de acuerdo a una encuesta encargada por la Confederación Nacional de la Industria (CNI) al Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (IBOPE) dada a conocer el 22 de septiembre del 2009, ligeramente superior al índice de aprobación del 80 por ciento que los brasileños le dieron el año anterior a Lula da Silva en una encuesta similar. En Brasil ni hay devaluaciones bruscas de la moneda como la que México sufrió bajo el sexenio Calderonista, ni hay guerras sangrientas como la que desató Felipe Calderón a principios del 2007 en contra de la delincuencia organizada y que ha contabilizado ya millares de muertos al año, ni hay un desempleo tan brutal como el que está padeciendo México ni hay tantos desempleados como los que se han generado en México bajo el gobierno del auto-llamado “Presidente del empleo”. Obviamente, a como están las cosas, muchos mexicanos quisieran ahora que los papeles estuvieran invertidos, que México tuviera ahora como Presidente al izquierdista Lula da Silva y que Brasil tuviera como su Presidente al nefasto de Felipe Calderón.

¡Pero un momento! ¡Los mexicanos ya tuvieron su oportunidad para frenar a la impía dupla derecha-ultraderecha y poner en el poder a un izquierdista como Lula da Silva! Una oportunidad lamentablemente desperdiciada. ¿Entonces, de qué se quejan?

Cuando Felipe Calderón era candidato presidencial, prometió (casi juró solemnemente) que lo primero que haría sería eliminar el Impuesto de Uso y Tenencia para Vehículos. ¿Cumplió su promesa a tres años de haber tomado las riendas del poder? ¡Claro que no! No sólo no eliminó un solo impuesto, sino que creó uno nuevo que antes no existía, el IETU, argumentando que serviría “para combatir el lavado de dinero y la delincuencia organizada así como detectar a los evasores fiscales”. Hasta la fecha, no ha caído un solo narcotraficante de peso por obra y gracia del famoso IETU, y lo único para lo que ha servido ha sido para permitirle más ingresos al gobierno calderonista, dinero extra que ha permitido mantenerle todos los privilegios a la burocracia federal de alto rango.

Inconforme con la cauda recaudatoria extra obtenida con el IETU, en agosto del 2009 Felipe Calderón develó su nuevo plan grandioso para el 2010 en el que tampoco se contempla la derogación del Impuesto de Uso y Tenencia y mucho menos la derogación del IETU, pero sí la imposición de un nuevo impuesto del 2 por ciento a los alimentos y medicinas, llamándolo hipócritamente un “impuesto contra la pobreza” a sabiendas de que dicho gravámen sería obligatorio en todos los alimentos y medicinas que requiere la gente pobre de México para mal comer y medio curarse cuando llega a enfermarse. En realidad, el impuesto del 2 por ciento a los alimentos y medicinas es exactamente la misma propuesta impuestívora de Vicente Fox de gravar los alimentos y medicinas con un IVA del 15 por ciento, sólo que a Fox no se le ocurrió la gran idea de llamarlo un “impuesto contra la pobreza”, y mucho menos se le ocurrió pedir no un 15 por ciento sino un 2 por ciento con todas las intenciones del mundo de irlo subiendo en los años posteriores hasta hacerlo llegar al 15 por ciento. Y todo bajo el peregrino pretexto de que se trata de un impuesto... ¿contra la pobreza? !!!!!!!!!

Esta demoledora tributaria de la dupla derecha-ultraderecha no tardó en causar las protestas que podían esperarse entre quienes no están de acuerdo en el Congreso de la Unión con la línea oficial:








reflejadas también en el descontento popular a través de los cartonistas de los medios:





Veamos lo que nos dice otro destacado analista:

Una mentira
En la línea
Félix Fuentes
Revista Siempre!
27 de septiembre del 2009

En una reunión con mujeres, el presidente Felipe Calderón pidió apoyo a la sociedad para sus programas Oportunidades y Cobertura Universal de Salud 2012. Es decir, demanda más dinero por vía de impuestos y los diputados sean presionados para aprobar el super paquete fiscal.

A propósito de los festejos de la Independencia, el primer mandatario invocó el fervor patrio y la valentía de legisladores, instándolos a salvar su proyecto de mayores cargas a contribuyentes.

Si algo repudian los ciudadanos del mundo es el pago de impuestos excesivos y aquí desea cobrarlos Calderón a quienes somos cautivos del fisco, so pretexto de resolver el problema de la pobreza. Según dijo, “el tiempo se agota y no nos vamos a permitir condenar a una generación de mexicanos a la desnutrición o al abandono”.

El tiempo está agotado y queda condenada esta generación y las siguientes a vivir pobres y con hambre. En seis años de Vicente Fox y casi tres del actual régimen se fue la economía al precipicio.

La artimaña de elevar impuestos en beneficio de los marginados no la cree ni Santo Tomás. Ese argumento esgrimido por el hacendario Agustín Carstens recibe repudio general y él se vio tan confuso que hubo de protestar cuatro veces en San Lázaro para que dijera verdades. Y, sin embargo, ¡mintió!

En sus desvaríos, Carstens quedó de espaldas a los diputados en su primera protesta y en dos levantó la mano izquierda. Así reacciona la mente del responsable de nuestras finanzas.

Si a un asalariado le cobraran, como lo propone Carstens, 2% más en tortillas, pan o frijoles —porque no le alcanzará para carne huevos y leche—, ¿cómo se va a beneficiar con el nuevo impuesto si su percepción económica es la misma?

Semejante criterio, propio de un tecnócrata con cerebro lavado en el Fondo Monetario Internacional, es este: si los ricos consumen más, como caviar y champañas, sus cargas fiscales serán mayores y el gobierno obtendrá suficiente dinero para ayudar a los pobres. ¿Eso será en el año 2050, cuando hayan muerto de hambre y falta de atención médica?

Es muy lamentable que el presidente Calderón comparta ese criterio y lo fortalezca al afirmar que de otra manera vamos a seguir viviendo “como en el pasado”.

Carstens, abucheado la noche del 15 al llegar a Palacio Nacional, insiste en el truco tecnócrata de por cada peso que se cobre del 2% al consumo los pobres recibirán 10 de retorno. Lo dijo sonriente con desparjo ante diputados, donde recibió una lluvia de reproches y desprecios.

El funcionario habló de elusión, término dominguero equivalente a evasión. Cierto, en todas las naciones se deja de pagar al fisco en porcentajes mínimos, pero aquí es mayúsculo porque millones de mexicanos cerraron negocios y dejó de trabajar mucha gente. Además, 13 millones de vendedores ambulantes no pagan nada y los fritangueros se agolpan en las banquetas, sin dar paso a transéuntes.

Es tan urgente la necesidad de dinero del régimen calderonista que para cubrir gastos de su gigantesca burocracia y programas bajo sospecha invoca al patriotismo y sean los ciudadanos quienes entreguen sus agotados ahorros, voluntariamente.

A los diputados se les presenta la preciosa ocasión de investigar el destino de nuestros impuestos, lo que sí es patriótico.

De ser revisados los padrones de Oportunidades advertirán los legisladores que se beneficia mayoritariamente a afiliados del PAN. Es un programa de corte electorero y por ello propone Hacienda mucho más dinero para el mismo, pensando en las elecciones del 2012

Sabedor de que no es posible estarle pidiendo indefinidamente más y más sacrificios al pueblo de México a cambio de nada, el cada vez más empequeñecido “Presidente” Calderón ofreció con gran despliegue publicitario una especie de “sacrificio”: la eliminación de tres Secretarías y el recorte de personal de la nómina. Pero esto a fin de cuentas también resultó ser otra farsa, porque lejos de haber una disminución en el personal laborando para el gobierno federal, el paquete económico de Calderón para el 2010 contemplaba de hecho un aumento en la cantidad de gentes trabajando para el gobierno federal, lo cual sumado al hecho de que los empleados sindicalizados de base simplemente pueden ser transferidos de una dependencia a otra manteniendo su trabajo y sus privilegios convierte a los artífices del plan fiscal para el 2010 para México en unos verdaderos pinochos.

Los besamanos del Señor Presidente cuya permanencia en puestos bien pagados del gobierno federal depende de sus buenas relaciones con el Jefe del Ejecutivo y los lacayos de siempre que nunca faltan responden que la economía de México está en muy buenas manos, nada menos que en manos de todo un Doctorado en Economía, el Doctor Agustín Carstens, y que por eso hay que confiar en el paquete económico propuesto por el insensible Felipe Calderón para el 2010. ¿Realmente merece la confianza de los mexicanos este hombre? ¿Acaso no es el mismo que en febrero del 2008 dijo que México estaba más que preparado para enfrentar un catarrito que terminó convirtiéndose en una pulmonía? Entre las decenas de ejemplos que podríamos citar de sus torpezas garrafales se mencionará otra que involucra un aumento desmedido en los impuestos aplicado en contra de quienes no podían defenderse del enorme poderío desplegado por este hombre, los vendedores de autos usados en la franja fronteriza con los Estados Unidos. Con el pretexto de proteger a la industria nacional automovilística, se les elevaron tanto las tasas a los fronterizos que dejaron de comprar vehículos usados importados de los Estados Unidos y la gran mayoría de los comerciantes dedicados a este negocio se fueron a la quiebra, con el consecuente efecto de que en vez de obtener una recaudación mayor de impuestos el gobierno federal terminó perdiendo casi todos los ingresos que recibía por este rubro, y de nada sirvieron las protestas de cientos de miles de residentes fronterizos que al fin y al cabo para esas cosas Felipe Calderón tiene oídos sordos. Y en lo que respecta a la protección de la industria nacional automovilística, las ventas no aumentaron porque el bien pagado Agustín Carstens se dió cuenta demasiado tarde desde su lujosa oficina que los compradores de vehículos usados importados desde los Estados Unidos no compraban vehículos nacionales salidos de fábrica precisamente porque sus recursos no les alcanzan. Sobre esta pifia para la cual ni el soberbio de Felipe Calderón ni el soberbio de Agustín Carstens tuvieron la humildad para reconocer su yerro y dar marcha atrás, un comentarista en un foro de la franja fronteriza de nombre Javier Cuéllar comentó lo siguiente el 22 de septiembre del 2009:

La situación que guarda actualmente el comercio de autos usados en la localidad, expuesta por sus líderes Hugo Arzate y Daniel Cereceres, nos pinta de cuerpo entero el doloroso panorama económico de nuestra zona. Y en este sector, el parteaguas principal ha sido el decreto de importación emitido por el presidente Felipe Calderón para el año 2008. De un padrón de 450 lotes de venta establecidos, ahora contamos con escasamente 25 locales y esos sobrevivientes con ventas muy raquíticas que los tienen formados al borde del panteón.

Es un raro y deshonroso honor para un decreto el haber llevado a la quiebra a 425 empresas legítimas que significan casi el 95 por ciento del padrón de la UIVAC. Prácticamente acabó con el cuadro a lo cual no puede aspirar ni el más potente insecticida. Si analizamos otros rubros como lo son el restaurantero, el ramo de la construcción, los bares, los consultorios médicos, el sector maquilador y en fin, tantos y tantos más, tenemos que ni una guerra formal hubiera hecho tantos estragos como los sufridos por la ciudadanía fronteriza en estos últimos cuatro años. Los ciudadanos ya no pueden generar riqueza porque entre las olas de criminalidad, extorsiones y secuestros no los dejan trabajar y menos con decretos tan paralizantes como el de importación de autos.

Hace muchas décadas ningún régimen nos ha empujado tan cerca de la hambruna y si analizamos el caso de la señora Concepción Pérez Domínguez reseñado por El Diario el domingo 20 de septiembre del 2009, tenemos que actualmente muchas familias viven en nuestra ciudad sin trabajo, sin esperanza de encontrarlo y saliendo a la calle a hurgar en los botes de basura el tomatito y la cebollita podrida para mitigar la mordedura del hambre que se ha vuelto su compañera durante los últimos dos años.

Los Bancos de Comida instaurados por diversos rumbos de la ciudad por la mismísima Divina Providencia en persona, se están viendo saturados y pronto serán ampliamente rebasados mientras la incompetencia gubernamental se hace más visible y comience a ser repudiada.

En el caso de los vendedores de autos usados fueron unas 2000 familias de 5 miembros cada una las que presuntamente se quedaron sin el diario sustento y todo con el malvado poder de una simple firma, en un decreto aún más simple. ¿A quién le importa el destino de esa gente? Es más, muchos de ellos ya se fueron de la ciudad. ¿Y en cuanto a los demás atrapados por el hambre qué? Pues que le busquen, ¿No dicen que los juarenses son gente luchona y trabajadora, que ha hecho florecer al desierto? ¡Pues ha llegado el tiempo que demuestren de que están hechos!

Desde mis escasos 60 años de edad, no recuerdo una debacle económica más dura que ésta; sin embargo, la Secretaría de Desarrollo Social dice que en nuestra ciudad tiene detectadas sólo a 11 mil 300 personas que sobreviven con menos de 50 pesos diarios pero es que no se ha fijado bien porque en todos los rumbos de la ciudad se encuentra uno con muchos individuos aparentemente bien vestidos pero que “no les baila un frijol en la panza” y los ve usted relamidos y pispiretos, caminando erguidos con el orgullo de un gran señor.

Esos son los que se comen un burrito durante todo el día, que son menos de 50 pesos y que están clasificados como clase media; un estrato social que sabe muy bien que un buen vaso de agua tibia antes de dormir hace que el hambre no te moleste durante la noche, mientras aguardan la esperanza de un nuevo amanecer, con sus afanes frescos... y el burrito. Esos que han asimilado que las cartas amenazantes y cobradoras de sus múltiples acreedores sirven muy bien de papel de baño. Esos hambrientos perfumados deberían formar parte del registro de la Secretaría de Desarrollo Social.

Nuestros gobiernos no han entendido que ellos nunca podrán dar nada a un pueblo que no le hayan quitado previamente y con un pueblo sepultado en la pobreza al que nada puedan despojarle, pronto no habrá nada para nadie.

Muchos de los hoy damnificados económicos por el draconiano aumento de impuestos a la venta de autos usados de importación fueron gente que votó en el 2006 por Felipe Calderón, espantados mediáticamente en la guerra sucia con el coco de que si Andrés Manuel López Obrador llegaba a ser Presidente de México, les subirían los impuestos y los perjudicarían enormemente. Estos damnificados lamentan haberle dado su voto a quien, con sus actos, se convirtió a sí mismo en un espurio, y muchos de ellos, si pudieran, seguramente lo colgaban de una horca.

Veamos ahora lo que nos dice una destacada analista experta en economía política:

Calderón ahondará la crisis
Magdalena Galindo
Revista Siempre!
20 de septiembre del 2009

Pocas veces en el pasado, si no es que nunca, habíamos visto un rechazo prácticamente unánime (si exceptuamos a algunos panistas) como el que ha suscitado el plan económico de la administración de Felipe Calderón. Ciertamente lo han intentado recubrir con un conjunto de mentiras, como que el fin sería favorecer a los pobres, y con una campaña de medios, para sostener que aunque el plan sea doloroso, peor sería no aplicarlo. No obstante, la realidad es que los partidos políticos, los sindicatos, los empresarios y hasta la Iglesia han manifestado un abierto repudio al plan.

Y no es para menos. La aplicación del IVA a alimentos y medicinas, aunque se disfrace con un nuevo nombre y aunque se inicie con una tasa de 2 por ciento, hecho que no logra esconder la voluntad de aumentarlo en los próximos años, afecta gravemente los niveles de vida de la población trabajadora y en particular de los más pobres. El nuevo impuesto es doblemente injusto, porque se pretende aplicar en un país que muestra uno de los más extremos casos de desigualdad en el mundo, y en el que, sólo durante los tres años de Calderón en el poder, los pobres han aumentado en más de cuatro millones.

También erróneo, es el aumento de otro dos por ciento al impuesto sobre la renta, para llevar la tasa del 28 al 30 por ciento. Aparte de que la medida afectará la ya muy mermada capacidad de consumo de los trabajadores, y de que se enfatiza la eliminación de las exenciones de los pobres (no las situaciones excepcionales de las empresas, pues se deja claro que ésas no se tocan), el mayor problema es que tiende a contraer la inversión y el consumo. No es sólo que el plan sea abusivo contra los desposeídos, lo peor es que el plan en su conjunto es procíclico; esto es, sólo conseguirá profundizar la crisis económica en vez de atenuarla.

Basta observar que los países en general y en primer lugar los Estados Unidos, han buscado enfrentar la crisis con medidas anticíclicas, o sea aquellas que buscan dinamizar la inversión y el consumo, como son la baja en la tasa de interés, la disminución de impuestos, el aumento en el gasto público. Sólo en México, donde, dicho sea de paso, la crisis tiene la mayor virulencia en el continente, se ha elegido precisamente lo contrario: aumentar los impuestos y disminuir el gasto público.

El argumento del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, es que esas medidas resultan necesarias para solventar el déficit del erario público. Lo que parece no entender el señor Carstens es que ese déficit se originó por la caída en el precio del petróleo (frente al cual no tienen nada que hacer las medidas del gobierno mexicano) y, sobre todo, por la propia crisis económica, pues la recesión de la economía determina que tanto empresarios como trabajadores tengan un menor ingreso, por lo cual disminuye el impuesto sobre la renta, y que la población consuma menos, por lo cual también se paga menos IVA. En éstos, como en otros rubros fiscales, la menor actividad económica provocó la caída de los ingresos tributarios del gobierno. Lo cual quiere decir que el plan económico de Calderón, precisamente por consistir en el aumento de impuestos y la disminución del gasto público, significaría un agravamiento de la crisis y en consecuencia una nueva disminución de los ingresos tributarios, con todo y el aumento de impuestos. Dicho en otras palabras, el plan es tan poco eficaz, que ni siquiera resolvería el problema del déficit fiscal.

Se trata pues, de un plan erróneo, abusivo contra los pobres, que profundizará la crisis económica y ni siquiera resolverá el déficit de las finanzas públicas. El rechazo unánime es perfectamente válido, y sólo hay que esperar que los priístas y perredistas no cedan ante una imposición que traería enormes daños para el país

Regresemos nuevamente a Sergio Sarmiento, el cual ciertamente nunca fue un izquierdista o pro-Lopez Obradorista para leer su editorial titulado “Promesas rotas” en el que no puede ocultar la enorme decepción causada por el hombrecillo por el cual seguramente votó en el 2006:

Promesas rotas
Sergio Sarmiento
29 de septiembre del 2009

Estuve este viernes pasado en Tepatitlán, en Los Altos de Jalisco, una región agrícola productiva y pujante. Varios empresarios se quejaron de que el presidente Felipe Calderón ha olvidado una promesa de campaña muy concreta: traer una línea de ferrocarril directa desde Aguascalientes, para permitir una mayor rapidez y facilidad en la salida de productos.

No es ésta la primera promesa de campaña olvidada por algún político o por el presidente Calderón.

En los últimos días he recibido varios correos electrónicos con fotografías de carteles de la campaña de Calderón en los que éste prometía eliminar la tenencia vehicular.

Las posibilidades de que la propuesta llegue a cumplirse son muy endebles.

Uno puede entender, por supuesto, que las circunstancias del país cambien: que un proyecto de ferrocarril que se consideraba prioritario en una campaña electoral no lo sea ya cuando el candidato ha asumido el poder o que el impuesto que se consideraba inaceptable en campaña demuestre su utilidad en la presidencia.

Pero el cambio en las posiciones del presidente ha sido tan fuerte que hay que preguntarse si sus promesas de campaña fueron un simple engaño cuyo objetivo era simplemente llegar al poder.

El candidato Calderón no prometió gastar cientos de miles de millones de pesos en un contaminante e injusto subsidio a la gasolina.

Tampoco propuso aumentar impuestos de manera generalizada con el fin de elevar el gasto del gobierno.

Entiendo que lo apretado de la elección del 2006, y las protestas postelectorales de Andrés Manuel López Obrador, llevaron al mandatario a tratar de rebasar al perredista por la izquierda.

Pero en lo que no ha pensado el presidente es que la razón por la que 15 millones de mexicanos votaron por él es precisamente porque prometió un México de menores impuestos, más inversión y mayor generación de empleos.

Las posiciones de Calderón como presidente han sido exactamente opuestas a las promesas que hizo.

En el 2007 llevó a cabo una “reforma fiscal” que se limitó a la introducción de nuevos impuestos, el IETU y el impuesto a los depósitos en efectivo.

Esta reforma fracasó y ahora el gobierno regresa con una iniciativa para un alza generalizada de impuestos.

En su intento por rebasar por la izquierda a López Obrador, el presidente no sólo ha olvidado sus promesas de campaña sino la propia sensatez económica.

Prefiere no darse cuenta que la mejor manera de combatir la pobreza no es repartir dádivas sino generar inversión y empleos.
La nueva alza de impuestos, sin embargo, disminuirá la inversión y la generación de empleos.

Calderón no quiere recordar que la razón por la que fue electo presidente fue precisamente porque prometió actuar de manera opuesta a lo que está haciendo.

Este domingo 27 de septiembre Angela Merkel fue reelecta como canciller de Alemania por los electores de su país.

El Partido Social Demócrata tuvo una caída muy importante mientras que el Partido Liberal Democrático avanzó de tal manera que podrá formar gobierno con los partidos democratacristianos que encabeza Merkel.

El éxito de los democratacristianos y los liberales es producto de sus promesas de recortar impuestos.

Los electores alemanes saben que los políticos que han elegido tienen el deber de cumplir con sus promesas de campaña.

En México, nuestros políticos piensan que los ciudadanos no tenemos memoria: que no nos acordaremos de que un candidato prometió generar empleos invirtiendo en infraestructura y reduciendo impuestos y que ahora sólo busca elevar los impuestos.

Consumado el golpe dirigido principalmente en contra de las clases populares de México, no tardaron en aparecer editoriales como el siguiente acusando al PAN de hoy, convertido ya en refugio protector y benefactor de las corrientes ideológicas extremistas más nocivas que hayan pasado por las redes del poder en México, en un partido moralmente corrupto:

Por “amor a México”
Dr. Luis Javier Valero
EL DIARIO
10 de octubre del 2009

Imposible pasarlo por alto, de confirmarse tan nefasto y nefando arreglo, el partido que gozara, durante décadas, de una elevada respetabilidad moral, el PAN, la habrá perdido irremisiblemente en aras de mantenerse en el poder, a costa de lo que sea tal y como lo hacía –lo hace– su criticado adversario, el PRI.

Peor, de tal información se desprende una terrible conclusión: El partido que enarboló las banderas de la congruencia moral, de la honestidad, de la limpieza en el ejercicio de la función pública, que vilipendió tercamente las corruptelas del partido casi único de la mayor parte del siglo XX, en menos de dos sexenios se trocó en lo que tanto había criticado.

Al grito de equiparar los salarios de los funcionarios de élite de la iniciativa privada con los de la función pública, en medio de la opulencia generada por los precios petroleros, se elevaron, no sólo los salarios de la más alta burocracia, sino que la incrementaron en casi el doble del número de sus integrantes.

Según esta información, el PRI habría aceptado aprobar el paquetazo fiscal (elevación del IVA y del ISR, así como la exención fiscal durante dos años a las empresas que accedieran al triple play mediante el uso de telefonía móvil, etc.) a cambio de reducir el tamaño de la élite “dorada” –así le llamaron– de la burocracia federal. (Nota de Ciro Pérez Silva, La Jornada, 9/XI/09).

El PRI ordenó, según esta información, efectuar una investigación del estado real de los puestos federales de los primeros niveles.

El resultado es estrujador, indignante, la calificación es una sola: Se sirvieron con la cuchara grande quienes nos dijeron que al acceder por primera ocasión al gobierno federal, “lo hacían por amor a México”, según pontificara en aquel primer momento, Vicente Fox.

Pues no. A lo mejor sí, pero su amor por México está contabilizado en muchos pesos y muchos centavos, podríamos asegurar que casi se vació el padrón del blanquiazul en las nóminas del gobierno federal, de ahí que el Consejo Nacional del PAN contenga en más del 70 por ciento funcionarios de la administración federal.

Este es el resultado de la investigación: Al iniciar Fox, sólo existía el nivel de Secretario de Estado (por supuesto en el pago) para los titulares de esas dependencias o de los titulares de las paraestatales.

Hoy existen 762 puestos con el mismo nivel salarial y similares prestaciones; de tener 89 puestos homologados a nivel de subsecretario se pasó a mil 11; de 69 jefes de unidad en 2000, el gobierno federal creó mil 212 nuevas plazas con el mismo nivel.

A su vez, las plazas con sueldos de directores generales adjuntos crecieron en las dos administraciones panistas a 5 mil 448; las de directores de áreas, aumentaron a 33 mil 981.

Tal élite –blanquiazul– cuenta, a costa del erario federal, con seguro de gastos médicos mayores y que juntos, salarios y seguros, nos cuestan cerca de 7 mil millones de pesos anuales.

Además, poseen un fondo de ahorro, en el que por cada peso que aporta el funcionario, el gobierno le entrega otro peso. Tal graciosidad nos cuesta la friolera de 12 mil millones de pesos ¡Nada!

Por si fuera poco, tan sofisticada clase política emplea multimillonarios recursos económicos del presupuesto de la federación para pagar personal de oficina, asesores externos, teléfonos celulares, gastos de representación, choferes y vehículos… ah, y los celulares.

Fox y Calderón elevaron la alta burocracia en un 48.5 por ciento, lo que ha costado a la nación, en estos años del “cambio” azul, un gasto acumulado de 722 mil 700 millones de pesos, equivalente al doble del “hoyo” producido a las finanzas públicas por la crisis económica y a casi el 90 por ciento de lo eludido por las más grandes 400 empresas privadas del país, según la información proporcionada por una de las fuentes más lejanas de ser calificadas como perteneciente, o simpatizante, de la izquierda, o menos aún, de ser catalogada como “populista”, o de ¡horror al crimen! ser cercana al “Peje”; sí, ni más ni menos que la Secretaría de Hacienda.

Ni pa’ onde hacerse, les perdonan impuestos a los más ricos, se reparten los dineros públicos que es un contento, nos elevan los impuestos de todo tipo y encima nos llaman a votar por ellos. ¡Habrase visto!

A muchos se les ha olvidado ya que en el debate llevado a cabo el 25 de abril del 2006, el entonces candidato panista a la Presidencia de la República, Felipe Calderón, dijo con toda claridad:Primero, voy a reducir los impuestos para quienes trabajan, producen o generan empleos, y voy a simplificar su pago” (esta es una de las banderas con las que fue fundado el PAN). Prometió también una reforma para simplificar el pago de impuestos: Pagar impuestos será más sencillo que nunca. En mi Gobierno, los contribuyentes podrían preparar ellos mismos sus declaraciones”. Y al contrario de los políticos de otros tiempos que se escondían detrás de la vaguedad en sus promesas de campaña, el entonces candidato panista fue muy específico: "Voy a bajar la tasa del impuesto sobre la renta", señaló. Pero como lo señalara el mismo editorialista Sergio Sarmiento, el cambio de posición entre el Calderón candidato y el Calderón presidente fue tan dramático que es imposible achacarlo a un simple ajuste de opinión por la disponibilidad de información nueva. O el Presidente mintió como candidato o alguien lo cambió en el camino. Y si ésta es, ha sido, y será la forma de gobernar de Felipe Calderón en lo que le queda, ¿qué puede hacer a favor de sus gobernados en la mitad del sexenio que le resta que no pudo haber hecho ya en la mitad del tiempo desperdiciado?

Quizá uno de los datos más relevantes del “paraíso” que la dupla derecha-ultraderecha de México ha forjado para los habitantes de este gran país radica en una encuesta dada a conocer por el Pew Research Center el 24 de septiembre del 2006 que revela que, si por ellos fuera, la tercera parte de los mexicanos se largaría de México yéndose a vivir a los Estados Unidos. Si por ellos fuera, ya se habrían ido para siempre del país, huyendo del “paraíso” ofrecido por la dupla derecha-ultraderecha a México al igual que en otros tiempos lo hacían los alemanes de Alemania Oriental brincando el Muro de Berlín para irse a vivir a Alemania Occidental, aunque el paraíso del México de hoy es quizá peor que el “paraíso de los trabajadores” del ya colapsado sistema comunista soviético. Uno de los que ya se fueron es el cantante Cristian Castro, (rebautizado como “judío” por la ultraderecha mexicana por haberse casado con la judía argentina Valeria Lieberman) el cual a fines de septiembre del 2009 estaba muy orgulloso ondeando la bandera norteamericana después de haberse convertido en ciudadano norteamericano. Y otros personajes famosos de México tales como Salma Hayek y Luis Miguel también han abandonado México y han decidido que todos sus hijos nazcan en los Estados Unidos convertidos ya desde su nacimiento en ciudadanos norteamericanos.Lo mismo hizo la cantante-actriz mexicana Thalia con su hija Sabrina Sakaë Mottola, ciudadana estadounidense de nacimiento por decisión de la propia Thalia que no quizo que su hija naciera como mexicana. Curiosamente, a los que en los tiempos de la “Guerra Fría” huían de cualquiera de los países pertenecientes al bloque comunista los ultraderechistas de México se referían a ellos en su propaganda como víctimas huyendo de “la esclavitud marxista-leninista”. ¿Qué tendrán que decir ahora los ultraderechistas mexicanos de línea dura de los millares de mexicanos de todos los estratos sociales que no ven que el México hoy en manos de la dupla derecha-ultraderecha tenga algún porvenir?

Los únicos que no tienen intención alguna de irse de México son aquellos que se están beneficiando enormemente con los privilegios y concesiones que les representa para ellos el tener a un títere incondicional suyo en el poder que les debe bastantes favores. Ni la corrupta lideresa sindical Elba Esther Gordillo, ni los magnates de TELEVISA, ni los grandes capos de la mafia política como Diego Fernández de Cevallos y Carlos Salinas de Gortari, ni los panistas y ultraderechistas que se han visto ampliamente beneficiados con chambas tanto jugosas como inmerecidas en el gobierno federal, ni los miembros cupulares de la ultraderechista Organización Nacional del Yunque, ni los multimillonarios dueños de la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara de donde mucho de lo que está sucediendo hoy empezó a ser fraguado y planificado en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, tienen intención alguna de abandonar el país, máxime cuando saben que tienen a México en sus manos. Además, saben de sobra que en otro país no les permitirán hacerle a ese otro país lo que le están haciendo a México ni les permitirán hacer afuera lo que están haciendo en México.


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POST SCRIPTUM:


A los muy pocos y muy grandes beneficiarios del actual estado de cosas en México tenemos que sumar necesariamente a los Presidentes del “cambio”, un “cambio” que muchos mexicanos tenían derecho a esperar considerando la ferocidad con la cual los panistas de antes atacaban los excesos y privilegios del presidencialismo, un “cambio” que a fin de cuentas nunca se dió como podemos verlo en el siguiente artículo:

El encanto de ser ex presidente
Daniel Lizárraga
Agencia APRO
20 de marzo del 2010

El presidente Felipe Calderón ha preferido apretar el cinturón a la gente limitando el salario mínimo a un aumento de apenas 2 pesos con 58 centavos diarios; se ha arriesgado a incomodar a los industriales con el Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU), y recientemente ha sacrificado a la burocracia reduciéndole el gasto corriente. Todo, antes que tocar a las familias presidenciales, cuya manutención histórica llegará este año a 438 millones 841 mil 787 pesos (unos 33.7 millones de dólares), cifra sin parangón en el mundo.

En ninguna otra parte de América Latina los ex mandatarios cuentan con oficinas ocupadas por servidores públicos a sus órdenes y sostenidas con el erario, del tamaño que hay en México, donde los cuatro ex presidentes vivos disponen de 89 funcionarios que han costado a los contribuyentes 229 millones 132 mil 248 pesos durante los últimos 32 años, de acuerdo con una investigación de Proceso.

Estos montos no consideran la nómina de los 78 elementos del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea asignados a los ex mandatarios. El Estado Mayor Presidencial ha clasificado estos datos como confidenciales y el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) aún no se ha pronunciado sobre la pertinencia de divulgar esta información.

Solamente la Fuerza Aérea aporta 11 miembros: un jefe, dos oficiales y ocho elementos de tropa. No se sabe con cuál ex presidente fueron asignados ni tampoco qué papel desempeñan.

Privilegiados

Hay tres maneras de pertenecer a la socialité mexicana: tener un apellido de abolengo que venga desde principios del siglo pasado; pertenecer a las familias de empresarios poderosos, o estar bajo el cobijo de la nobleza política, compuesta por las familias de los ex presidentes.

Mientras muchos empresarios –particularmente libaneses y judíos– han forjado sus fortunas mediante el trabajo de generaciones, las familias de los ex mandatarios han alzado el vuelo gracias al erario. Por ejemplo, la manutención del ex presidente Luis Echeverría Álvarez durante 32 años ha significado 133 millones 605 mil 541 pesos distribuidos entre sueldos (81 millones 228 mil pesos), aguinaldos (un millón 443 mil pesos) y nómina de 23 empleados (50 millones 933 mil pesos).

Hasta antes de su muerte en febrero del 2004, José López Portillo obtuvo del erario por lo menos 52 millones 609 mil 494 pesos entre salarios y aguinaldos, además de un seguro de vida que pudo cobrar su familia estimado en 8 millones 204 mil pesos.

El fallecimiento del ex presidente no significó que desapareciera el apoyo a su familia. Su segunda esposa, Alejandra Acimovic Popovic (conocida como Sasha Montenegro, una estrella del cine de ficheras en la década de los ochenta), percibe una pensión de 102 mil 561 pesos y un aguinaldo de 21 mil 875 pesos, además de los seguros de vida y de gastos médicos mayores. En seis años –y hasta el cierre de 2010–, ella habrá recibido 8 millones 553 mil pesos de pensión, de acuerdo con cifras proporcionadas a Proceso por la Presidencia, a través de la Ley Federal de Transparencia.

La fortuna tampoco abandona a los descendientes de ex mandatarios, y menos si emparentan entre sí. En la primera semana de marzo pasado, el suplemento “Club” del diario Reforma dio amplia cobertura a la boda entre Lorena Tovar y López Portillo, nieta del ex presidente José López Portillo, con Gerardo Díaz Ordaz, nieto del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Sobre el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, por cierto, no hay información confiable en los registros de Los Pinos, porque hasta antes de 1973 las pensiones no estaban reglamentadas. Lo que percibieron antes de esa fecha fue discrecional.

En el otro extremo de la escala social, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de los 43.9 millones de personas que no tuvieron empleo hasta diciembre del año 2009, cerca de 5.9 millones, es decir, el 13.36 por ciento, perciben ingresos de un salario o menos de un salario mínimo.

El actual presidente, el panista Felipe Calderón, aún no anuncia si aceptará o no la jubilación presidencial. Proceso solicitó al coordinador de comunicación social de Los Pinos, Max Cortazar, una precisión sobre este tema, recordando que, durante su campaña electoral, Calderón dijo que renunciaría a ese derecho. Hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

De aceptarla, a partir de diciembre de 2012, Calderón tendrá una pensión mensual de 215 mil pesos brutos, un aguinaldo de 43 mil 500 pesos, un seguro de vida por más de 8 millones de pesos y un seguro de gastos médicos mayores con un tope máximo de 390 mil 609 pesos.

Su antecesor Vicente Fox Quezada, el primer presidente surgido de la oposición panista, sí recibe la jubilación, herencia del viejo régimen priísta, al cual juró sacar a patadas de Los Pinos.

Seis años más tarde, Vicente Fox no sólo gana lo mismo que los ex presidentes priístas, sino que además tiene a su servicio 19 empleados, más que el equipo que disfrutan los ex presidentes Carlos Salinas (13) y Ernesto Zedillo (11), quienes por cierto rechazaron la pensión.

De hecho, Vicente Fox, tiene una nómina que cuesta 447 mil 207 pesos mensuales. Uno sólo de sus empleados, Jorge Humberto Loyola, tiene un sueldo de 119 mil pesos brutos. No existe otro salario similar en las oficinas de apoyo a los ex presidentes. A cinco años de haber dejado el poder, los funcionarios que trabajan para el guanajuatense han costado 21 millones 465 mil 936 pesos.

Miguel de la Madrid tiene a su servicio a 23 personas. El costo de esa nómina es de 389 mil 176 pesos mensuales.

En contraste, en Ecuador, los ex mandatarios devengan una pensión equivalente a 41 mil 600 pesos, sin ningún otro apoyo administrativo, prestaciones ni de guardia personal extra. En Francia, las pensiones presidenciales incluyen el sueldo de una secretaria. En Argentina, el ex presidente Néstor Kirchner cobra lo equivalente a 91 mil pesos mensuales.

En Brasil, los ex presidentes no tienen derecho a una pensión y su única prestación es una oficina con ocho empleados (cuyos salarios no pueden superar los 61 mil pesos mensuales) y dos automóviles. En Panamá, están prohibidas las pensiones presidenciales.

Más cercanos al caso mexicano, en Colombia, los ex mandatarios reciben una pensión de 136 mil 500 pesos (10 mil 500 dólares) una edecán y un escolta. En Chile, los ex presidentes reciben una pensión de alrededor de 130 mil pesos netos (apenas 12 mil pesos menos que aquí), más gastos para oficina en general por 12 mil dólares, es decir, unos 156 mil pesos. En esta jubilación va incluido lo que puedan gastar en transportes.

Los privilegios para los ex presidentes mexicanos son obra de Miguel de la Madrid, quien emitió un decreto que establece: Los ciudadanos que hayan desempeñado el cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos disfrutarán, mientras vivan, de una pensión equivalente al sueldo total que corresponde a los servidores públicos que ocupan el cargo de secretario de estado. Dicha pensión se otorgará con cargo al erario federal y se incrementará en la misma temporalidad y proporción.

Vida regalada

Felipe Calderón tendrá 49 años de edad cuando entregue la banda presidencial a su sucesor. Según el Consejo Nacional de Población, el promedio de vida de los mexicanos llega a 73 años. Si Calderón cumpliera esta expectativa, estará pensionado durante casi 24 años, lo que representaría más de 64 millones de pesos, tomando en cuenta sólo salario y aguinaldo actuales, sin considerar aumentos.

En contraste, a finales del año pasado, la administración de Felipe Calderón decretó un aumento de 4.85 por ciento al salario mínimo, que pasaron de mil 644 pesos a mil 723 pesos mensuales en la zona geográfica A; de mil 597 pesos a mil 675 en la zona B, y de mil 558 pesos a mil 634 en la zona C. Ni hablar de las pensiones que paga la seguridad social a los trabajadores con esos niveles salariales.

Los presidentes en funciones tienen otra prestación: pueden ahorrar una cantidad significativa gracias al seguro colectivo: el funcionario aporta desde el 2 hasta el 10 por ciento de su salario, mientras que el gobierno aporta la misma cantidad.

Es decir, si el actual mandatario ahorrara el 10 por ciento de sus salario neto obtendría 29 mil 200 pesos mensuales, mismos que al final de sexenio le representarían unos 2 millones 102 mil pesos. Esta cifra es sólo una estimación, ya que no existe manera de saber con precisión qué cantidad ahorra.

Calderón gozará también de un fondo de retiro individualizado que, para la mayoría de los funcionarios públicos, representa un fondo de resistencia cuando son despedidos. En el caso de los ex presidentes, esta bolsa es ganancia pura, pues tienen garantizada una pensión de por vida.

Igual que el resto de los ex presidentes, Calderón y su familia quedarán protegidos un por seguro de vida equivalente a 40 meses de percepción ordinaria bruta mensual. Esto significa 8 millones 204 mil 880 pesos. Además, cuentan con un seguro médico de gastos mayores por 390 mil 609 pesos.

En el decreto vigente aprobado por Miguel de la Madrid se estableció que las viudas de los ex presidentes tendrán derecho a una pensión del 80 por ciento del sueldo total bruto de la jubilación de su marido fallecido, durante el primer año. Luego se va reduciendo hasta quedar en 50 por ciento después del cuarto año.

La esposa y los hijos de los ex presidentes están incluidos también en el seguro de vida –éstos hasta cumplir la mayoría de edad– y en el seguro de gastos médicos mayores por un monto equivalente al 60 por ciento del que tenía el ex presidente.

Dos de los ex presidentes emanados del PRI, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León, renunciaron a la jugosa jubilación, pero no a los seguros ni al personal de apoyo. En los estados financieros de Los Pinos consta que a favor de la familia Zedillo se paga mensualmente un seguro de gastos médicos mayores por 6 mil 35 pesos mensuales cifra que, a lo largo de 10 años, representa 724 mil 680 pesos, además de la nómina de personal administrativo que este año habrá ascendido a un millón 224 mil pesos.

Lo mismo ha sucedido con Carlos Salinas, por quien se devengan 805 mil 680 pesos para seguro de gastos médicos mayores.

A lo largo de 15 años –desde diciembre de 1994 hasta diciembre del año 2010– los recursos públicos canalizados a la familia Salinas alcanzarán los 805 mil 680 pesos, sin contar los 57 millones 435 mil 480 pesos que ha costado la manutención de su oficina con 13 empleados.

El trillado lema con el cual llegó Felipe Calderón a la Presidencia de México por artes más que chuecas era y sigue siendo “para vivir mejor”. Obviamente, se refería a él y los suyos.

lunes, 28 de septiembre de 2009

La nueva extrema derecha norteamericana

México no es el único país que como nación deba tener remordimientos de conciencia por haber permitido el ascenso al poder de grupos conservadores de derecha aliados con grupos ultraconservadores de extrema derecha tales como la ONY y la sociedad clandestina Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara. A los mexicanos les basta con voltear los ojos para ver lo que está ocurriendo en los Estados Unidos y leer una nota como la siguiente:

Carter denuncia que el racismo prevalece aún en los Estados Unidos
J. Jaime Hernández
EL UNIVERSAL
17 de septiembre del 2009

El ex presidente estadounidense James Carter ha vuelto hacer alarde de su proverbial sinceridad, al declarar lo que muchos en EU prefieren callar: que el encono y la animosidad que han mostrado un sector del Partido Republicano y la extrema derecha hacia el presidente Barack Obama, son muestra del racismo soterrado que hoy subsiste en la nación.

“Creo que la mayoría de la animosidad demostrada contra el presidente se basa en el hecho de que es un hombre negro”, aseguró Carter en una entrevista difundida por la cadena NBC que ha levantado polvareda.

“Esa inclinación por el racismo todavía existe (en nuestro país)”, añadió Carter al calificar en este mismo sentido de “ruin” y “abominable” el grosero exabrupto del congresista republicano por Carolina de Sur, Joe Wilson, quien apenas el pasado 9 de septiembre gritó “mentiroso” a Obama, mientras éste defendía su proyecto de reforma sanitaria durante una sesión conjunta del pleno del Congreso.

Con los ecos de la marcha realizada por aproximadamente 60 mil radicales de extrema derecha el pasado fin de semana en esta capital, con el objetivo de denunciar el supuesto “asalto socialista” de Obama contra el país y de negarle su legitimidad para ocupar la Casa Blanca “por ser un ciudadano de Kenia”, James Carter señaló que se siente “apenado y profundamente preocupado” por el cariz de un movimiento que ha secuestrado al Partido Republicano.

“Las actitudes racistas todavía existen y creo que ahora han subido a la superficie por la creencia, entre muchos blancos, de que los afroestadounidenses no están cualificados para liderar este gran país”, insistió.

La denuncia de Carter, ex mandatario demócrata, a la que se han sumado líderes de opinión como Maureen Dowd, del New York Times o Colbert King, del Washington Post, ha provocado la airada protesta del líder republicano, Michael Steele, quien ha negado cualquier atisbo de racismo en la campaña a la que se ha sumado de forma entusiasta el ala radical de su partido.

“Esta acusación es falsa y el presidente Obama tendría que intervenir para corregir al ex presidente Carter, a fin de poner punto final a esta polémica y alejarnos de este asunto desagradable”, consideró Steele.

El gobierno reaccionó ayer mismo ante las polémicas declaraciones de Carter. “El presidente (Barack Obama) considera que la actual polémica (por la reforma sanitaria o los planes de regular el mercado financiero) no tienen nada que ver con el color de piel”, insistió el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, tratando de alejar el debate del polvorín de la cuestión racial, que se convirtió en tema tabú desde la campaña de Obama por la Presidencia.

La nota adquiere trascendencia histórica en virtud de los sucesos que están ocurriendo en México e inclusive alrededor del mundo.

Al igual que como sucedió en México en donde la derecha radical se fue apoderando del Partido Acción Nacional para transformarlo en un instrumento útil a sus fines y a su conveniencia, en Estados Unidos el partido político que está sirviendo como refugio a los simpatizantes de la derecha ultraconservadora norteamericana es el Partido Republicano. Si fuésemos a establecer una comparación como las que se acostumbran hacer en las pruebas estandarizadas de inteligencia, México es a Estados Unidos como el Partido Acción Nacional es al Partido Republicano. Al igual que como la Organización Nacional del Yunque y los grupos ultraconservadores radicales tales como la sociedad clandestina Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara han secuestrado al Partido Acción Nacional, sus contrapartes en Estados Unidos están haciendo exactamente lo mismo con el Partido Republicano, tal y como lo denuncia un preocupado ex-Presidente James Carter.

El ex-Presidente norteamericano Jimmy Carter no es el único que denuncia una radicalización hacia la derecha extrema que está encontrando refugio dentro del Partido Republicano. También el ex-Presidente Bill Clinton ha denunciado este fenómeno, e inclusive habla abiertamente de una conspiración como podemos verlo en la siguiente nota:

Continúa conspiración derechista, afirma Bill Clinton
Associated Press
27 de septiembre del 2009

El ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton afirmó ayer que una inmensa “conspiración derechista” que lo acechó a él durante su gobierno, ahora trata de hacerle daño al presidente Barack Obama.

El ex mandatario hizo las declaraciones en una entrevista por televisión durante la cual se le preguntó sobre uno de los momentos más emblemáticos durante el caso de Mónica Lewinsky hace una década.

Por esos días, la primera dama Hillary Rodham Clinton utilizó el término “una inmensa conspiración derechista” para describir cómo los enemigos políticos de su esposo trataban de destruir su presidencia.

En la entrevista para el programa “Meet the Press” de la cadena NBC se le preguntó al ex mandatario si él consideraba que continuaba la conspiración.

El respondió: “Por supuesto. Seguro que sí. No es tan fuerte como lo era antes, porque Estados Unidos ha cambiado demográficamente, pero sigue tan virulenta como antes”.

Clinton dijo que en esta ocasión, el foco está en Obama y “en su programa. Parece que desean que fracase”.

No es Spectator el que está haciendo esta denuncia acerca de una conspiración de la derecha en contra del Presidente democráticamente electo Barack Obama. El que hace esta denuncia es un ex-Presidente norteamericano, ni más ni menos que el que le dió a Estados Unidos una era de abundancia y prosperidad dejándole al país el superávit más grande de su historia, en contraste con el Presidente emanado del Partido Republicano George W. Bush que acabó en poco tiempo con esa riqueza y dejó hundido al país en su peor crisis económica desde los tiempos de la Gran Depresión. Es precisamente sobre hechos como estos que los literatos revisionistas admirados por la ultraderecha neo-fascista radicada en México tales como Salvador Borrego y Joaquín Bochaca prefieren callar al igual que como lo hacen cada vez que aparece una nueva prueba sobre las atrocidades cometidas por Hitler y sus esbirros.

Al igual que como ha sucedido en México, la nueva extrema derecha norteamericana no es la extrema derecha de siempre que estúpidamente se exhibe con las cabezas rapadas en mítines entonando alabanzas al dictatorial régimen nacional-socialista de Alemania y portando svásticas en los brazos. Todo lo contrario, se trata de una extrema derecha culta bajo la cual se esconde un odio tan atroz hacia las poblaciones minoritarias no-blancas como el odio atroz que antes se inculcaba en contra de los judíos y los “no-Arios” en Alemania y hoy se inculca en contra de los judíos, los izquierdistas y los homosexuales en México al amparo de literatura chatarra inspirada en el neo-Nazismo alemán y los revisionistas que se las han arreglado para manipular los datos y distorsionar la Historia de una manera tal que la versión nacional-socialista de la Historia pueda ser convincente y aceptada por quienes no presenciaron con sus propios ojos y vivieron en carne propia la barbarie desatada por las hordas fanáticas prohijadas por el Nazismo.

Las similitudes entre lo que está ocurriendo en México y lo que está ocurriendo en los Estados Unidos no paran en la nota anterior que acabamos de ver. También al igual que en México, individuos de ideología ultraconservadora y racista incrustados en los medios de comunicación están haciendo lo mejor que pueden para moldear (una mejor palabra sería distorsionar) a la opinión pública norteamericana usando y manipulando para ello los espacios de los que gozan en los medios televisivos, como podemos apreciarlo en el siguiente trabajo elaborado por un conocido articulista hispano-americano de Miami:

El boicot contra Dobbs, de CNN
Andrés Oppenheimer
Columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald
17 de septiembre del 2009

Una coalición de 11 grupos hispanos ha lanzado una campaña por internet para pedir a la CNN y a sus anunciantes que retiren su apoyo al conductor de televisión Lou Dobbs, en un esfuerzo similar al que condujo a docenas de empresas a retirar sus avisos comerciales del programa de Glen Beck, de la cadena Fox.

¿Tendríamos que apoyar estas peticiones como una manera de sacar del aire a estos irresponsables conductores? ¿O corremos el riesgo de estar presionando a las cadenas de televisión y a los anunciantes a que saquen del aire a todos los programas de noticias que se ocupan de temas controvertidos, reduciendo así el intercambio de ideas y estrechando el debate político?

La campaña destinada a que la CNN saque del aire a Dobbs fue lanzada el martes por una coalición que incluye al Consejo Nacional de La Raza, la Liga Unida de Ciudadanos Latinoamericanos y la Nueva Red Demócrata. Los grupos pusieron su petición en el sitio web www.dropdobbs.com donde esperan recolectar 100 mil firmas en el transcurso de las próximas seis semanas. Según los organizadores, cuando tengan las firmas enviarán las cartas a la CNN y los auspiciantes de Dobbs.

La campaña sigue el modelo de la organizada contra Beck, el periodista-comediante de la Fox. Según los líderes de esta campaña, ya han enviado 200 mil peticiones, que llevaron a 62 anunciantes a retirar sus comerciales del programa de Beck.

“La CNN le proporciona a Dobbs una tribuna poderosa y sin precedentes para difundir información derechista tergiversada y promover el odio y el temor. Y sus auspiciantes lo hacen posible, y rentable para la CNN”, dice el sitio de internet que promueve la campaña contra Dobbs.

“Esos auspiciantes dependen de la lealtad de una amplia base de consumidores que incluye a millones de latinos que están cansados de ser demonizados por Dobbs Enviemos a esos auspiciantes el mensaje de que son responsables de financiar la incitación al odio”.

Según me dijo Simon Rosenberg, líder de la Nueva Red Demócrata y ex periodista televisivo, los programas de cable como el de Dobbs están alimentando una peligrosa polarización social en Estados Unidos.

“Dobbs difunde información probadamente falsa, y para referirse a los hispanoamericanos en particular, utiliza una retórica feroz y extremista que no debería tener lugar en una de las principales cadenas de televisión, como la CNN”, aseguró Rosenberg. “Dobbs es libre de decir lo que quiera en su propio sitio web, sus libros y su programa de radio, pero CNN y Time Warner, que son empresas respetadas en todo el mundo, deberían tomar posición respecto de este tipo de discursos”.

¿Deberíamos apoyar esta petición?

Edward Schumacher, profesor de Harvard y ombudsman de The Miami Herald, afirma que “el boicot es perfectamente legítimo. Aunque Dobbs no tenga la intención de demonizar a los inmigrantes y latinos, de hecho lo hace. Insiste con ese tema noche tras noche, y son tantos los hechos que saca de contexto, que aunque yo piense que él no es racista, lo que hace es alimentar el racismo”.

Además, Dobbs suele confundir al público presentando opiniones disfrazadas de noticias, agregó Schumacher.

Edward Wasserman, profesor de ética periodística en la Universidad de Washington and Lee y columnista de The Miami Herald, agregó que así como Dobbs tiene derecho a expresarse libremente, los consumidores de noticias también tienen derecho a boicotear a las empresas que auspician al periodismo irresponsable.

“Si uno siente que los comentarios de Dobbs son incendiarios, irresponsables o engañosos, entonces uno no debería comprar los productos de sus anunciantes”, dijo Wasserman.

Mi opinión: Si el programa de Dobbs fuese presentado como un programa de opinión, yo me opondría al boicot, pues implicaría un intento de coartar su libertad de expresión. Pero si Dobbs, Beck y otros presentadores de la televisión por cable siguen engañando a la opinión pública emitiendo sus programas en formato de noticieros, sin decir que son programas de opinión, y si cruzan la línea del discurso desapasionado para convertirse en voceros de sus respectivas cruzadas, entonces tienen que atenerse a las consecuencias, entre ellas los boicots.

(Si se preguntan por qué The Miami Herald publica mi columna bajo el título de En mi opinión, y por qué yo siempre termino mis columnas con las palabras “mi opinión”, es justamente por eso, para ser totalmente transparente, y que los lectores sepan que están recibiendo un punto de vista, en este caso el mío).

El tema no es si estamos de acuerdo o no con las opiniones de Dobbs y los otros presentadores de televisión hispanofóbicos, sino si se presentan a sí mismos como lo que son: columnistas de opinión. Hasta que Dobbs no haga eso, las peticiones para sacarlo del aire serán justificadas.

¿Qué tan serio puede ser el asunto del extremismo desarrollado en casa en los Estados Unidos? Veamos la siguiente nota:

Investigan encuesta en Facebook sobre matar al presidente de EU
Agencia EFE
28 de septiembre del 2009

Los Angeles— El servicio secreto estadounidense inició una investigación sobre un sondeo en la red social de Internet Facebook en el que se preguntaba si se debería asesinar a Barack Obama, informó ayer la cadena CNN.

La encuesta fue creada por un desarrollador de aplicaciones para Facebook, dada de alta durante el fin de semana y accesible para todos los usuarios de la web a quienes se les planteaban como opciones de respuesta “sí”, “puede ser”, “si recorta mi asistencia sanitaria” y “no”.

Las autoridades se pusieron en contacto con los administradores de Facebook para solicitar a la empresa de Internet que tomase medidas al respecto.

“Como suele ser, nuestros vigilantes usuarios nos informaron antes. El servicio secreto nos envió un correo electrónico a última hora de la mañana (costa oeste de Estados Unidos) para pedirnos que la retiráramos, pero para entonces ya había sido quitada y se lo hicimos saber”, explicó el portavoz de Facebook, Barry Schnitt.

La aplicación se encuentra inoperante “hasta que el contenido inapropiado sea eliminado”, dijo Schnitt.

Facebook permite a personas o entidades ajenas a su compañía elaborar aplicaciones que puedan ser utilizadas en su sistema, normalmente, encuestas, juegos, pruebas de conocimiento, que suelen llevar un formato de test de pregunta respuesta cerrado y cuyos resultados se puede compartir con los “amigos” en esta red.

El servicio secreto, que se encarga de la seguridad del presidente de Estados Unidos, confirmó que estaba en marcha una investigación para esclarecer el incidente.

Dada la cercanía de los Estados Unidos con México, uno no puede menos que preguntarse si en este auge del neo-extremismo en los Estados Unidos están teniendo algo que ver los grupos de ultraderecha de dicho país que han estado sosteniendo relaciones con los grupos de ultraderecha en México a lo largo de varias décadas, si la literatura de corte neo-fascista que se ha generado y diseminado en México no ha terminado por traspasar fronteras contaminando a las nuevas juventudes de dicho país, si la indoctrinación ultrasecreta en la ideología proporcionada a estudiantes norteamericanos como los que van a cursar la carrera de Medicina en la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara no está comenzando a dar ya sus frutos en el vecino país del Norte cuando estos estudiantes regresan a sus lugares de origen llevando consigo la nueva “iluminación”. De esto se ha lanzado ya una advertencia en un trabajo previo de Spectator titulado La Sombra del Yunque en USA.

Una cosa es absolutamente cierta: mientras no haya suficientes ciudadanos informados que expongan y diseminen lo que está sucediendo tras bambalinas, mientras la verdad que poderes fácticos como TELEVISA en México han logrado ocultar no salga plenamente a la luz a la vista de todos, la amenaza del neo-fascismo va a seguir creciendo no sólo en México sino en sus países vecinos. Porque estas causas desquiciadas actúan al igual que un virus, propagándose y contagiando a quienes no cuenten con defensas mentales para resistir la seducción del asalto, multiplicándose rápidamente hasta que un buen día la cosa puede terminar saliéndose fuera de control, al igual que como ocurrió con Alemania y España en los años treinta del siglo XX con su secuela de millones de muertos, y posteriormente en Argentina y Chile en las décadas de los cincuentas y los sesentas con su secuela de millares de “desaparecidos”, crímenes de lesa humanidad por los cuales los perpetradores de tales actos de barbarie permanecieron y siguen permaneciendo en su gran mayoría en la más absoluta impunidad.

viernes, 25 de septiembre de 2009

A 7 décadas de la fundación del PAN

Justo al mismo tiempo que México se preparaba para la celebración de la fiesta de Independencia en septiembre del 2009, pasaba casi desapercibida otra fecha histórica de relevancia actual para el país: el aniversario de las siete décadas de la fundación del Partido Acción Nacional.

Para buen crédito de dicho partido, cuando fue fundado tuvo como ideales los ideales que pudiéramos llamar de una derecha moderada, progresista incluso, defensora de la libre empresa y del pequeño propietario. Su fundación jamás fue el resultado planificado de una insidiosa conjura fraguada en la clandestinidad para apoderarse de las redes del poder público en México, ya que sus fundadores eran gente honesta, idealista, que actuaba en forma abierta sin esconder su ideología y su modo de pensar. En la ideología de su fundación no había referencia o simpatía alguna a los conceptos que hoy nutren a la extrema derecha clandestina de México. Los fundadores no eran antisemitas, ni tenían proclividad hacia la literatura anticomunista basada en el fraude literario ruso “Los Protocolos de los Sabios de Sión” o en el libelo ultraderechista “El Judío Internacional” de Henry Ford. Es por ello que, desde su fundación, el Partido Acción Nacional fué detestado y aborrecido por la incipiente extrema derecha mexicana, sobre todo aquella que estaba surgiendo de los rescoldos de la Guerra Cristera en el Bajío.

Cuando el PAN fue fundado, jamás fue la intención de sus fundadores el buscar el poder por el poder mismo. Eran gente idealista, quijotesca, que se lanzaba a las elecciones a sabiendas de que iban a perder ante el apabullante aparato oficial que no tenía intención alguna de compartir con el PAN coto alguno de poder. Jamás fundaron el partido con el fin de convertirlo en refugio de parásitos sociales y plataforma encubierta de operaciones de la misma gente que los aborreció desde un principio.

¡Qué lejos estaban los fundadores del PAN de saber, setenta años atrás, que la dirigencia del partido, hoy convertido en partido oficial con todas las intenciones de eternizarse en el poder por los siglos de los siglos, estaría en manos de un prominente miembro de la extrema derecha encubierta de México, César Nava, impuesto por la fuerza del “dedazo” presidencial, ese mismo dedazo en contra del cual por tantas décadas lucharon infructuosamente los fundadores! ¡Qué lejos estaban de saber que el partido que fundaron, junto con todos sus recursos materiales, les sería usurpado por una extraordinariamente peligrosa quinta columna conformada por traidores y caballos de Troya que eventualmente voltearon sus ojos hacia el PAN cuando vieron en él no a una organización que podía ser utilizada en provecho de México para impulsar el ideario de los fundadores, sino a una organización política que podía ser utilizada para la conquista del poder por el poder mismo, haciendo a un lado en cuanto llegara el momento adecuado todos los ideales que nutrieron al PAN original desde los días de su fundación!

Es con lo anterior en mente que resulta provechosa la lectura del siguiente editorial publicado en varios medios y firmado por uno de los más distinguidos editorialistas de México:

Setenta años del PAN
Plaza Pública
Miguel Ángel Granados Chapa
15 de septiembre del 2009

Hace setenta años fue fundado el Partido Acción Nacional, al cabo de una convención reunida los días 14, 15 y 16 de septiembre en el Frontón México –edificio situado en la Plaza de la República, a un costado del monumento a la Revolución, cuyo abandono podría ser señalado como metáfora de la venida a menos del proyecto inicial de esa organización.

La personalidad de los dos fundadores más relevantes del panismo se reflejó en la identidad del partido. Manuel Gómez Morín (uno de los Siete Sabios de México de aquél entonces) era un político, había contribuido a la construcción del Estado mexicano moderno, conocía el interior del gobierno y, como rector de la Universidad Nacional, había ejercido la política del poder.

Efraín González Luna, por su parte, era un intelectual de sólida formación católica. Uno encabezó el partido directamente durante su primera década e hizo sentir su influencia durante los diez años siguientes.

El otro fue su primer candidato presidencial, uno de los siete que sin fruto bregaron por acceder al Poder Ejecutivo hasta que Vicente Fox y Felipe Calderón lograron hacerlo. Gómez Morín creyó de modo firme en el papel activo del Estado en la economía.

Fue en gran medida autor de los proyectos legislativos que crearon el Impuesto Sobre la Renta y el Banco de México, de cuyo Consejo de Administración fue el primer presidente, clara señal de que no era tenido como un simple amanuense de los generales que mandaron en el país durante los años veinte.

Cuando Vasconcelos demandó su apoyo en la campaña electoral de 1929, Gómez Morín respondió en una carta rehusando participar en una movilización social que se agotaría en sí misma, por estar determinada por un hombre, y argumentando la conveniencia de carácter permanente e institucionalidad a la oposición.

Diez años después de exponer esas consideraciones las convirtió en realidad. Contó para ello con el pensamiento católico aportado a su iniciativa por González Luna, que en la capital de Jalisco encarnaba la postura social de la Iglesia y era tenido como Satanás por la derecha ultramontana que fundó la Universidad Autónoma de Guadalajara practicante de un integrismo contrario a las bases de espiritualidad cristiana que animaron al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, ITESO, creado por los jesuitas para dar a su educación elitista un sello social derivado de encíclicas papales como la Rerum Novarum.

A partir de esas fuentes el PAN se situó frente al régimen.

Nació al año siguiente de la expropiación petrolera y del desafío personal del presidente Cárdenas al conservadurismo empresarial regiomontano. Como respuesta a las protestas patronales por el apoyo gubernamental a los sindicatos y las huelgas, Cárdenas demandó de los empresarios que, si estaban cansados, entregaran sus establecimientos a los trabajadores. Contra esa política, y contra el reparto agrario nació el PAN.

Si bien sus cuadros provinieron en amplia medida de agrupaciones juveniles católicas, como la Unión Nacional de Estudiantes, no es caricatura señalar la influencia empresarial en la fundación y primeros años del partido.

Sus documentos básicos fueron redactados en el Banco de Londres y México y su primer diputado federal, Antonio L. Rodríguez dirigía el centro bancario de Monterrey. Pero esa influencia fue acotada y mantenida a raya por los fundadores. No fue casual que sólo tras la muerte de Gómez Morín, en 1972, se expresara el conflicto entre los doctrinarios y los pragmáticos.

Con diversas modalidades ese dilema interno se reprodujo varias veces. No es casual, por ello, que tres personajes tan relevantes que fueron candidatos presidenciales y jefes del partido se apartaran de él. José González Torres presidió al PAN de 1959 a 1962 y en 1964 fue el opositor a Gustavo Díaz Ordaz, Efraín González Morfín desempeñó esos papeles en orden inverso.

Fue candidato presidencial en 1970 y líder del partido en 1975 y 76. Pablo Emilio Madero fue también candidato presidencial, en 1982, antes que dirigente nacional del partido, de 1984 a 1987.

Los tres renunciaron a su militancia panista: González Morfín, hijo de González Luna, en 1978, junto con Raúl González Schmall, que había sido secretario general, y Mauricio Gómez Morín, hijo del otro fundador insigne del partido. Por su parte, González Torres y Madero Belden se fueron en 1992, con otros miembros del Foro Doctrinario y Democrático, entre los cuales se encuentran Jesús González Schmall y Bernardo Bátiz, ambos secretarios generales.

También renunció a ser panista otro ex presidente nacional de ese partido, Carlos Castillo Peraza , que prohijó políticamente a Felipe Calderón, a quien nombró secretario general del partido y, al declinar su reelección en 1996, lo impulsó a sucederlo.

Quizá no es casual que el propio padre de Calderón, Luis Calderón Vega, terminara sus días apartado del partido al que dedicó décadas enteras de generosa militancia.

Al cabo de muchas vicisitudes, la inspiración doctrinal del PAN se ha diluido, superada por el crudo pragmatismo que Calderón resumió en su fórmula de arribar a la Presidencia “haiga sido como haiga sido”.

Sin embargo, aun sus críticos más encarnizados no ponen en duda el papel que en la construcción de la democracia electoral asumió el PAN, tanto por la pertinaz participación de candidatos que –como Calderón Vega mismo– hacían campaña a sabiendas de que los esperaba la derrota, como en la generación de las condiciones legales y políticas que permiten el libre ejercicio del voto.

Al día siguiente de haberse publicado la anterior entrega, el editorialista Granados Chapa le dió seguimiento al mismo tema con el siguiente análisis:

Castillo Peraza y Calderón
Plaza Pública
Miguel Ángel Granados Chapa
16 de septiembre del 2009

Al reflexionar aquí ayer sobre los 70 años del PAN, referí que 4 de sus ex presidentes rompieron con su partido, todos por considerar que Acción Nacional abjuró de su pasado y perdió su identidad. Y eso que esas salidas ocurrieron antes de que ese partido ganara el poder federal, y apenas empezaba a ejercerlo en algunas entidades. Tal tasa de abandono del partido por sus ex dirigentes lo hace un caso excepcional, único en México. Y no se trata de sólo episodios del pasado. La renuncia de Carlos Castillo Peraza no sólo es reciente, ocurrida en la década pasada, sino que sus motivos tienen plena vigencia, porque incumben a Felipe Calderón, que actualmente es el Presidente de la República.

Tenemos noticias hasta ahora ignoradas –algunas de ellas supuestas, pero desconocidas con precisión– de las relaciones entre Castillo Peraza y Calderón. Se ha citado hace poco una carta en que el primero reconviene al segundo por algunos de sus defectos, y sabíamos del enfriamiento que sus relaciones experimentaron después de haber mantenido una relación fraternal, con tintes paternofiliales. Pero ahora contamos con la versión de Castillo Peraza, según la confió a Julio Scherer García.

En su libro ‘Secuestrados’, que está en circulación desde hace un par de semanas, el periodista que revolucionó a Excélsior y fundó Proceso, narra entre otros casos de personas dañadas por el delito al que se refiere el título de su más reciente obra, el de su propio hijo Julio Scherer Ibarra. Relata que para reunir en el breve plazo fijado la cantidad ordenada por los captores, al recibir la cual dejarían en libertad a su hijo, acudió a la generosidad diligente de algunos amigos. Entre ellos Castillo Peraza, que prestó a Scherer García diez mil pesos. Otros aportaron cantidades diversas, hasta sumar la cifra demandada por los secuestradores. Al recordar sus contribuciones, el periodista retrata a cada uno de los amigos que las hicieron. Procede con su cruda sinceridad habitual, reseñando momentos que hubieran alterado y aun destruido la amistad –como una conversación sobre la existencia de Dios con Castillo Peraza– pero siempre con la gratitud de quien quedó obligado para siempre con esos amigos.

Del intelectual panista recogió Scherer García este sumario dictamen sobre el actual Presidente de la República:

“inescrupuloso, mezquino, desleal a principios y personas”. Dice el periodista que a “su propia torpeza y a Calderón Hinojosa”, dueño o víctima de esos atributos, “atribuyó Castillo Peraza una de las decisiones drásticas de su vida: la renuncia al PAN. Ese día, 25 de febrero de 1998, le fue claro que había perdido la pertenencia a una institución que llegó a serle entrañable, que se iba y lo echaban de Acción Nacional. Conocería la orfandad…

“El tiempo y un trato cuidadoso entre Castillo Peraza y yo habían hecho posible una amistad irrenunciable entre nosotros”, que incluyó confidencias como la anterior y las que fundan las líneas que siguen:

“Castillo Peraza cuidó el porvenir político de Calderón Hinojosa y Calderón Hinojosa se desentendió de Castillo Peraza cuando éste más lo necesitaba. Se dio así una radical diferencia entre ambos. Las consecuencias tardarían en sobrevenir pero finalmente llegaron, dramáticas: estalló una amistad que muchos tenían por definitiva”. Esa relación se había construido por instantes como este: Calderón Hinojosa insistió una y otra vez ante Castillo Peraza para que le permitiera ser orador a favor suyo en la convención que lo eligió presidente del partido el 5 de febrero de 1993. Finalmente, tras muchas negativas, Castillo Peraza las explicó: “Si Castillo Peraza hablaba por sí mismo y salía airoso de la prueba, él sería el ganador, pero también Calderón Hinojosa. Amigos en el entramado de una relación intensa, maestro y discípulo ascenderían juntos a la cumbre panista. Pero si hablaba Calderón Hinojosa en nombre de Castillo Peraza y perdía, perderían los dos el inmenso futuro de sus sueños”. La previsión fue realista. Con Castillo Peraza presidente del PAN, Calderón Hinojosa fue secretario general y después lo reemplazó.

Cuando Carlos se marchó del PAN, “en Acción Nacional empezó a extrañársele, No había en el partido un intelectual de su altura. El paso de Calderón Hinojosa por la Escuela Libre de Derecho fue anodino, y su maestría en la Universidad de Harvard tampoco dejó marca, estudiante mediocre de la carrera de economía. Hombre de pocos libros, sus discursos y artículos carecían del tono superior que sólo da la cultura.

“A la renuncia de Castillo Peraza, Calderón Hinojosa respondió, el 28 de abril, con un texto que publicó La nación: “La elección de 1997 dejó lecciones para todos. En lo que a la dirigencia respecta, hemos aprendido la nuestra, y estoy seguro que Carlos ha aprendido la suya. Lo medular es que vio completa y satisfecha su vocación y trayectoria política…Al amigo, al compañero, al presidente, a ese gran mexicano, seguramente la historia lo reivindicaría”.

Tras varias confidencias ajenas, Scherer García hace una propia. Un día recibió un telefonema de Felipe Calderón: “Muy lejos el uno del otro, sin más comunicación que la circunstancial, me transmitió su preocupación en una frase reveladora. Qué pensaba Castillo Peraza de él, de Calderón Hinojosa.

“Respondí con la verdad. Por un tiempo la reconciliación sería imposible. Castillo Peraza le había perdido la estima por el trato que había recibido de (Calderón) y por el abandono de los principios” del PAN.

Veamos ahora lo que elaboró uno de los que votaron por el PAN en el 2000 cuando el pro-Yunquista accedió al poder llevándose consigo a las derechas y a la ultraderecha de México, el destacado intelectual y analista mexicano José Antonio Crespo Mendoza, Doctor en Historia y Profesor e Investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas, tal y como fue publicado en varios medios:

Acción Nacional: 70 aniversario
José A. Crespo
Analista Político
19 de septiembre del 2009

Muchos de quienes votamos por el PAN en el año 2000 –y generamos así la primera alternancia pacífica del poder en la historia de México–, lo hicimos bajo la razonable expectativa de que ese partido honraría su compromiso histórico con la democracia. Se emitió un voto de confianza que, en lo esencial, fue defraudado. Aquella célebre frase de “No nos falles”, dirigida a Vicente Fox tras su triunfo, vislumbraba el riesgo de que él y su partido se marearan con el poder y olvidaran su razón histórica de ser, como lamentablemente ocurrió. Y es que, si bien el PRI fue derrotado en las urnas ese año, no lo fueron sus prácticas, que reproducen políticos de todos los signos ideológicos y colores partidarios (con sus honrosas excepciones). Si antes del año 2000 se podía hablar de una “victoria cultural del PAN” (en tanto la mayoría ciudadana abrazó la democracia como elemento indispensable de legitimidad política), los gobiernos panistas, con su triste desempeño, brindaron una “victoria cultural al PRI” que bien podría ser el preludio de su retorno al poder en 2012.

A quienes votamos por el PAN en 2000 se nos podría muy bien aplicar aquella famosa frase del fundador de ese partido, Manuel Gómez Morín: “Que nadie se ilusione para que no haya desilusionados”. Desde luego, el fundador se refería a las expectativas prematuras que pudieran generarse con respecto a los éxitos políticos y electorales del PAN. Pero la expresión resultó también aplicable a quienes esperamos que ese partido, desde el gobierno, honraría a cabalidad su promesa democrática. Ahora, tras nueve años de gobiernos panistas, a muchos nos queda claro que decidió relegar su promesa y eligió irse por la vía fácil: pactar con el PRI para profundizar el modelo económico neoliberal, a cambio de extenderle una carta de impunidad, desechando la transformación democrática del régimen político. Fox no fue elegido para lo primero, sino para lo segundo. El eje de su campaña no fue la profundización del modelo económico vigente, sino la modernización democrática del régimen político. No logró ninguna de las dos, pues los priístas lo dejaron esperando. En cambio, prevaleció la impunidad, no la rendición de cuentas. No se cumplió con un mínimo de honestidad administrativa, sino que continuó la corrupción (tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito). No hubo intentos por democratizar el tradicional corporativismo; se optó por buscar la alianza con él. Por todo ello no caló el recordatorio de Germán Martínez Cázares antes de la pasada elección, sobre la naturaleza fraudulenta y corrupta del PRI. El PAN no resultó muy distinto. Al llamar el entonces presidente panista a “castigar al PRI en las urnas”, muchos habrán recordado que justo eso hicimos en 2000, sin efectos palpables para los múltiples corruptos del tricolor. Por eso, Lorenzo Gómez Morín, nieto de don Manuel, denuncia hoy: A mí me causa una gran desilusión que el partido, para conservar un porcentaje de la votación, tenga que ceder en principios que le dieron identidad… Lo paradójico es que esta nueva fisonomía del PAN ni siquiera le da más votos. Ya no somos el partido que había ganado una victoria cultural (sino que) estamos trabajando sobre la base de la corrupción moral de este país”. (Excélsior, 6/VIII/09).

A 70 años de su nacimiento, el PRI se hallaba en pleno declive, desprestigiado y a punto de perder el poder presidencial. Eso ocurre también con el PAN en su 70 aniversario. Se ve muy difícil que repita en 2012. Pero, más allá de que regrese a la oposición, como todo parecería indicar, el blanquiazul habrá perdido su autoridad moral. El PAN no tenía cuadros suficientemente experimentados para conformar un gobierno eficaz. A cambio de esa inexperiencia (que la gente esperaba y cuyo costo estaba dispuesta a pagar), lo que podía ofrecer era la profundización de la democracia, un combate real a la corrupción y la impunidad, pasos concretos en favor de la rendición de cuentas y un mayor sentido de ética pública que el mostrado por el PRI. De no cumplir con ello (como no lo hizo), una pregunta legítima sería, ¿cuál fue la diferencia entre el PAN y el PRI, además de la inexperiencia del primero y su falta de oficio político? De tal forma que, de regresar a la oposición el blanquiazul, cuando desde ahí reclame por falta de democracia, por corrupción, impunidad y otras conductas antidemocráticas de sus rivales (en particular del PRI), inherentemente estará recordando a la ciudadanía que, en el poder, no fue muy distinto y que no combatió esos males endémicos, salvo en el discurso. El PAN tuvo que haber sido al menos más congruente con su razón de ser y su compromiso democrático, ése era el mínimo esperado. Los panistas aseguran que quieren regresar al origen, recuperar sus principios fundacionales. Un poco tarde, me parece. Es triste reconocerlo, pero el PAN traicionó su ideario, su identidad y su historia. De hecho, se traicionó a sí mismo.

Veamos ahora la denuncia interpuesta públicamente por un personaje que llegó a ser uno de los panistas tradicionalistas más destacados dentro de dicho partido hasta que llegó a la conclusión de que el grado de descomposición al interior del PAN había avanzado ya demasiado como para que la putrefacción pudiera ser corregida o al menos neutralizada, el cual nos habla de lo que él llama “las seis épocas del PAN” (Spectator podría agregarle una séptima época, en la cual la ultraderecha mexicana encubierta logra convertir al PAN en un partido de Estado sempiterno manteniéndose en el poder por décadas bajo una democracia simulada recurriendo incluso a la eliminación virtual o física de “opositores de riesgo” así como a la ayuda de la dictadura virtual ejercida por un manipulador duopolio televisivo que en otros países menos dejados ya habría conducido a la cancelación de todas las concesiones de los anchos de banda electromagnética para tan infames cuan manipuladoras empresas):

El PAN que no llegó
Jesús González Schmal
Revista PROCESO 1716
25 de septiembre del 2009

En la Asamblea Constitutiva del Partido Acción Nacional, realizada del 14 al 17 de septiembre de 1939 en el Frontón México de la capital de la República, se aprobaron los principios de doctrina. Su redacción, acometida por una comisión ex profeso, fue considerada la mejor aportación de ese puñado de mexicanos que, a 10 años del nacimiento del partido oficial (entonces Nacional Revolucionario), querían anteponer a la práctica política viciada un mejor sentido definiendo los valores que deberían sustentar la actividad política para dotarla de un soporte congruente con la responsabilidad ética de su ejercicio. Se oponían –y ofrecían una opción– a la degradación de la política que, en el México de entonces, era una simple yuxtaposición de intereses personales y grupales dirigidos al usufructo y permanencia en el poder.

Primera época.- Consistencia orgánica y doctrina. Con esta clarísima concepción de la ruta a seguir, y dirigidos por Manuel Gómez Morín y Roberto Cossío y Cossío en lo organizativo y por Rafael Preciado Hernández, Efraín González Luna y Miguel Estrada Iturbide en la confección del ideario, aquellos mexicanos iniciaron lo que se llamó el primer partido independiente, de asociación libre de ciudadanos y con definición doctrinaria a partir del reconocimiento de la dignidad de la persona humana, de la irrenunciable prioridad del interés general sobre el particular y de la indeclinable convicción del sentido de la política como actividad de servicio y no de beneficio personal. Tales posiciones chocaban con la deformación del concepto de partido político que, desde su origen y en su evolución, había caracterizado al partido de Plutarco Elías Calles negando la pluralidad y propiciando la hegemonía totalitaria.

Los visionarios maestros universitarios fundadores de la organización innovadora del PAN, que llamaba más a la responsabilidad ciudadana que a la tradicional resignación pasiva que le inducían los esquemas oficiales, consiguieron, durante décadas, cumplir con ese objetivo porque Acción Nacional fue adquiriendo un prestigio y una fuerza moral que, sin duda, condicionaban ya, en su desempeño como oposición real, las grandes decisiones gubernamentales, a la vez que desarrollaban aceleradamente una conciencia ciudadana clara de la posibilidad de un cambio pacífico y verdaderamente democrático en el origen y ejercicio del poder.

Acción Nacional resguardaba con celo su esfuerzo por mantener sus postulados doctrinales éticos, como el deber ser en política y el respeto al derecho pleno de sus militantes a participar y tomar las decisiones fundamentales en la aprobación de plataformas políticas y en la selección de candidatos a cargos públicos, sin descuidar la línea y tónica de las relaciones del partido con las autoridades establecidas. La misma importancia se le dio a la absoluta independencia del partido respecto de otras agrupaciones y movimientos políticos a nivel internacional –analizando escrupulosamente tanto sus vínculos como su participación en actos promovidos por éstos–, así como en relación con el partido oficial, que era patrocinado y mantenido, por el poder en turno, con recursos públicos.

El ideario y la concepción política del PAN lo obligaban a rechazar cualquier afán de lucro o beneficio personal para garantizar una militancia que actuara en libertad y con afinidad de propósitos e ideales. Reprobaba el mecanismo en boga mediante el cual agrupaciones sindicales, por la vía del acarreo y las compensaciones económicas, apuntalaban el sistema corporativo priista, al punto de llegar a condicionar el derecho al trabajo por la adhesión incondicional partidista.

Segunda época.- Confirmación de postulados en el tiempo. Se postulaba inclusive la independencia del PAN respecto de la Iglesia católica. No obstante que la mayoría de los militantes panistas profesaban la religión católica y muchos provenían de movimientos sociales con esa inspiración, lo cierto es que el PAN fue celoso en guardar distancia de la jerarquía eclesiástica, la que a su vez no mostraba ningún interés en relacionarse con un partido apenas naciente y numéricamente no significativo, cuando las relaciones convencionales con el poder en turno le permitían obtener no pocos beneficios y satisfacciones.

Es cierto que no pocos documentos pastorales, como la Encíclica Rerum Novarum y la carta pastoral Cuadragesimo Anno, aportaron tesis de avanzada a la propuesta panista, como la reforma democrática de estructuras; la plena vigencia del estado de derecho; la erradicación de la impunidad; la exigencia de justicia social; la redistribución del ingreso; la democracia sindical; la copropiedad, cogestión y participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, etcétera. Pero esto no impidió que se reiterara la inalterable necesidad de la separación de la Iglesia y del Estado. El Concilio Vaticano II de los años sesenta confirmó la validez de esta tesis con el aggiornamento, que no sólo reconoce el derecho ciudadano a la pluralidad política, sino también el derecho humano a la libertad religiosa.

Tercera época.– Crecimiento y límites. Tras revisar todo ese acervo y hacer un recuento de las primeras cinco décadas de vida de Acción Nacional, con un sostenido crecimiento y afianzamiento electoral y político, uno no puede dejar de preguntarse qué ha pasado en los últimos años, cuando la dinámica y tendencia partidistas se trastocan al grado de que el PAN pierde contacto con su origen y sentido para desembocar en un aparente triunfo al llegar a la Presidencia de la República, al mismo tiempo que se produce el más estrepitoso fracaso en la realización o materialización de su ideario y, peor, incurre en la aun más grave responsabilidad de haber hecho que se desplomara la esperanza en un cambio democrático hacia el progreso general de la nación, y que se produjera uno de los retrocesos más dolorosos de nuestra vida pública en los ámbitos moral, social, político y económico.

Cuarta época.– Sucesos externos. Las causas de este trágico desenlace pueden ubicarse hacia 1982, cuando José López Portillo nacionalizó el sistema bancario sin la anuencia de los grupos empresariales que tradicionalmente participaban –aunque lo hacían en “lo oscurito”– en las decisiones económicas más importantes del Ejecutivo. Desde entonces, estos grupos de poder fáctico se sintieron rechazados y empezaron a adoptar posiciones revanchistas contra el gobierno. Su primera inclinación fue crear un partido propio que, a través de Coparmex y de Concanaco, se financió y promovió con el nombre de Desarrollo Humano Integral, A.C. (DHIAC), organización de derecha que se había venido consolidando con la integración de exmiembros del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), de la Asociación Nacional Cívica Femenina (Ancifem), de El Yunque del Bajío y otras organizaciones similares. Al no lograr el registro electoral como partido en la entonces Comisión Federal Electoral, ellos optaron por infiltrar al Partido Acción Nacional. Esto fue favorecido por el hecho de que el PAN actuaba con una amplia apertura democrática, de manera que esos grupos fueron apropiándose gradualmente del partido, primero en los ámbitos municipal y estatal, y luego a nivel nacional.

En el proceso de trastrocamiento de los principios, el año de 1987 fue crucial: Luis H. Álvarez logró reelegirse en la jefatura nacional del partido mediante un fraude electoral interno que se consumó cuando, después de tres votaciones en el Consejo Nacional, no alcanzaba las dos terceras partes de votos que exigían los estatutos –lo que obligaba a una nueva convocatoria del Consejo– y, mediante una maniobra, se decidió realizar una cuarta votación que le dio el triunfo apretado pero definitivo. No pocos consideraron que se trató de un grave acuerdo antidemocrático que no sólo abrió la compuerta para entregar el partido a su nuevo cauce de línea derechista, sino que condujo también a la aprobación de los subsidios económicos gubernamentales que el PAN había rechazado persistentemente para salvaguardar su autonomía e independencia.

Quinta época.– Franca infiltración. El plan de infiltración se afianzaba para lanzar un candidato presidencial con el nuevo perfil empresarial, y ese fue Maquío Clouthier. Su plataforma enterró lo más que pudo los antecedentes de propuestas con demandas sociales. En el neopanismo se trataba –como causa principal– de revertir la nacionalización de los bancos a favor de los bolsistas de nuevo cuño para su futura extranjerización. El flujo de dineros de desconocida procedencia generó una tesorería paralela que hizo desaparecer gradualmente las fuentes de financiamiento anteriores, consistentes en cuotas modestas y en un eficiente sistema de recaudación horizontal atomizada a través de rifas mensuales de automóviles en todo el territorio nacional que tenía a su cargo Alfonso Ituarte en la coordinación nacional. Entonces irrumpieron en el partido jóvenes ejecutivos y agentes de enlaces empresariales con jugosos sueldos y grandes expectativas de cargos públicos. Ya en la contienda de 1988 el neopanismo ganó perdiendo las elecciones.

El acuerdo de Luis H. Álvarez y su equipo con Carlos Salinas de Gortari, renunciando a la tradición panista de exigir respeto al voto y comprometiéndose a incinerar las boletas que podían probar la victoria de Cuauhtémoc Cárdenas, fue el inicio de la sumisión del PAN a la línea neoliberal salinista que tendría posteriormente, entre otros, los siguientes resultados: el ingreso al TLC; la privatización del ejido; la reprivatización bancaria; la reforma electoral acotada; la programación de privatizaciones sectoriales como ferrocarriles, aeropuertos, etcétera, y la modificación del artículo 82 para que hijos de extranjeros pudieran aspirar a la Presidencia de la República (con dedicatoria a Fox). De entrada, estaba en juego el probable reconocimiento del triunfo del PAN en Baja California si las condiciones lo facilitaban, entre otros aspectos documentados por Martha Anaya en su libro 1988: El año en que calló el sistema.

De allí en adelante la corrupción imperó en el seno del partido de oposición y cualquier viso de democracia quedó sepultado en las concertacesiones, incluyendo el hecho de que el PAN transó con el nombramiento del gobernador interino de Guanajuato, al margen de cualquier respeto al voto público, su propósito de origen.

Sexta época.– Debacle y pérdida del ideario. En el trasfondo ideológico del nacimiento del neopanismo, impulsado por la hiperactividad empresarial para participar en el frente electoral cobrando la factura al PRI por la nacionalización de la banca, se hallaba también la moda política internacional de derecha representada por Pinochet, Reagan, Margaret Thatcher, etcétera, que alentaba a muchos mexicanos de la esfera empresarial a implicarse en la política para alcanzar a los países que llevaban la delantera.

Fue determinante en esa época el efecto alucinante que causaban los cursos impartidos en las cámaras y asociaciones patronales, donde Luis Pazos repetía hasta la saciedad su “genial” descubrimiento: las causas del atraso nacional estaban en la limitación que la Constitución imponía al libre mercado, por lo que acuñó y popularizó la expresión del “Estado obeso” que, según él, engullía los recursos hasta paralizar la economía. (No está de más recordar que ahora Luis Pazos es enriquecido parásito de ese mismo Estado, hoy atrofiado por la ineptitud de sus operadores.)

También confirmó esa mentalidad política empresarial activa la simplificación al absurdo del concepto de democracia, que era publicitada por Enrique Krauze y el grupo Televisa cautivando a quienes, como él, la buscaban “sin adjetivos”, es decir, limitándola a invertir recursos y tener creatividad mercadotécnica para ganar una elección y llegar sin otro compromiso al poder. (No está de más recordar que Fox fue uno de sus más destacados seguidores.)

El hartazgo del PRI y las recetas de Pazos y de Krauze hicieron posible la decisión de cooptar al PAN para dirigirlo hacia esos dos propósitos: a) democracia electoral sin contenido, y b) libre mercado a ultranza. Con estos enunciados –que armaron ideológicamente a Vicente Fox– se emprendió la lucha para ganar el poder. El fin justificaba los medios. Había que llegar, aunque en el camino se arrastraran los principios, la independencia, la dignidad y a la patria misma.

Lo lograron. Ya están donde Pazos y Krauze querían, ¿y…?

A siete décadas de la fundación del PAN, lo único que podemos decir (y lamentar incluso) es que el partido original junto con la doctrina idealista de sus fundadores está bien muerto, muerto a manos de los corruptos tránsfugas del antiguo régimen que se le metieron y a los cuales abrazó y de los quinta columnistas de la ultraderecha conservadora de México que lo infiltraron para convertirlo en su arma más poderosa para extender su poderío clandestino inclusive fuera de México, siguiendo al pie de la letra las enseñanzas secretas impartidas en sociedades encubiertas de las cuales la Organización Nacional del Yunque y su promotora tras bambalinas la peligrosa sociedad neo-fascista Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara de México son el ejemplo a seguir por quienes están llevando a México al despeñadero como Hitler lo hizo con Alemania en la década de los treinta del siglo pasado.