sábado, 27 de diciembre de 2008

Encubrimientos

Hemos hablado dentro de esta bitácora acerca de actos de sabotaje, debidamente documentados, para impedir que lo que se está dando a conocer aquí pueda llegar a la comunidad mundial de internautas. Pero no sólo lo que ha estado publicando Spectator ha sido objeto de tales ataques. Además de la censura y desinformación que se practica en México al amparo del poder, hay otros tipos de ataques en contra de la libertad de expresión y la libertad de prensa. Hablaremos aquí acerca de otro de ellos.

Casi para terminar el año 2008, ocurrió un hecho que pasó inadvertido por las distracciones ocasionadas por la temporada vacacional decembrina. Repasando los diarios de México de los últimos días del año, encontraremos una noticia como la siguiente publicada por uno de los diarios más importantes de la frontera norte de México:

Volver al pasado
De los reporteros
EL DIARIO
26 de diciembre del 2008

Hace unos días, una lectora que había visto una entrevista que le hicieron en televisión a la ganadora del Premio Nacional de Periodismo Anabel Hernández, en la que el tema era su nuevo libro ‘Los cómplices del presidente’, se interesó en comprar ese título.

Acudió al Sanborn’s de Misiones y preguntó por él, le dijeron que sí lo tenían, que en un momento se lo entragaban, no habían transcurrido mas que unos segundos cuando el empleado regresó con una expresión de vergüenza y le dijo: “Sabe qué, me dicen que en cuanto llegó el libro se presentó una persona y compró todos los ejemplares”.

El hecho despertó todavía más el interés de la lectora, por lo que se dirigió al otro Sanborn’s, al del paseo Triunfo de la República, pero le dijeron lo mismo. Tampoco lo encontró en otras librerías de la ciudad, por lo que molesta por lo ocurrido llamó a El Diario para comentar al respecto.

Acudimos a la tienda en cuestión y, efectivamente, nos confirmaron que ‘alguien’ había comprado todos los libros que llegaron a la ciudad de ‘Los cómplices del presidente’.

El libro en cuestión, de acuerdo con la página de Reporte índigo (RI) –en la que trabaja la propia Hernández–, revela la otra tragedia que vivió el hombre fuerte del calderonismo, Juan Camilo Mouriño, y su secuestro en 1996. La página ofrece incluso algunos audios en los que Juan Camilo narra de viva voz lo que sucedió mientras estuvo en cautiverio.

Indica esa misma página de Internet que “semanas antes de la tragedia del Learjet en el que muriera Mouriño, la periodista Anabel Hernández entregó a Editorial Grijalvo la última versión de su nuevo libro.

“Bajo el título ‘Los Cómplices del Presidente’, la periodista presenta al detalle los contratos entre la familia Mouriño y dependencias del gobierno federal. Expone 167 contratos.

“Anabel Hernández también habla con profusión del meteórico ascenso empresarial de la familia Mouriño Atanes, tanto en México como en España. Igualmente desmenuza el caso de Genaro García Luna”.

Así es como en términos generales se describe el contenido del libro que fue retirado de las librerías de esta ciudad antes de que se pudiera vender un solo ejemplar, en un hecho que no es inédito, pero que sí se creía rebasado, sobre todo después de la ‘transición política’ por la que atravesó México en el año 2000.

Seguramente que el intento de quienquiera que haya estado detrás del retiro de los libros, por evitar que este fuera distribuido en Juárez, provocará una reacción contraria.

En El Diario, por lo pronto, ya solicitamos nuestra copia del mismo a través de Internet, y les estaremos comentando una vez que lo hayamos leído.

A la lectora que nos enteró de la situación, le recomendamos que hiciera lo propio, comprarlo a través de Internet y seguramente muchos de ustedes ya están interesados en hacer lo mismo. Suerte.

Lo sucedido en aquella metrópoli norteña no es un hecho aislado. Varios lectores de Spectator le han estado reportando lo mismo desde otras ciudades y otros estados. Esta “limpia” total de todas las impresiones del libro que se encuentran -o se encontraban- disponibles en las librerias ha estado ocurriendo en lugares tales como Guanajuato, Jalisco, Querétaro, Baja California y Yucatán. El modus operandi es exactamente el mismo, se trata de uno individuo solitario que llega de improviso a una librería y adquiere todos los ejemplares disponibles del libro pagando en efectivo de una cartera repleta de billetes de alta denominación, tras lo cual el mismo individuo se traslada a otra librería para vaciar todos los ejemplares de la misma. Y como esto ha estado ocurriendo simultáneamente en varias ciudades en varios estados, los sucesos sugieren que no se trata de un solo individuo haciendo estas compras sino que se trata de una operación conjunta planificada para que dicho libro no pueda llegar a manos del público lector mexicano.

El libro en cuestión que han estado intentando desaparecer es el libro Los cómplices del Presidente:





de la conocida autora-investigadora Anabel Hernández, la misma que escribió el libro Fin de Fiesta en Los Pinos.

Naturalmente, surge la pregunta sobre qué exactamente es lo que estarían tratando de ocultar del conocimiento del público quienes se estaban encargando de vaciar las librerías esperando que nadie se diera cuenta de ello. Para mala fortuna de los conspiradores que están desesperados por que este tipo de materiales no lleguen a manos del público lector, al igual que como ocurrió con la película El crimen del Padre Amaro las burdas intentonas de encubrimiento lo único que han hecho ha sido despertar aún más la curiosidad de la gente por enterarse de aquello que se le quiere ocultar. Y varios conocidos analistas y editorialistas están difundiendo algunos de los contenidos más relevantes del libro. Uno de ellos es el conocido analista Miguel Ángel Granados Chapa del cual tenemos lo siguiente:
Los cómplices del Presidente
Miguel Ángel Granados Chapa
Plaza Pública
28 de diciembre del 2008

En el año que acaba de terminar aparecieron libros clave para entender la situación política mexicana de hoy. Uno fue escrito con el rigor analítico que proveen las ciencias sociales: 2006: hablan las urnas, en que José Antonio Crespo expone, como reza el subtítulo, “las debilidades de la autoridad electoral mexicana”, fórmula suave para señalar el fraude cometido por el Tribunal electoral, cuyos magistrados basaron su declaración de validez en un torcimiento del contenido de las actas. Otro, el de Luis Carlos Ugalde, Así lo viví, es un testimonio subjetivo publicado con la pretensión de justificar su papel en el proceso electoral de 2006, como presidente del IFE. Uno más, Señal de alerta es el alegato de un militante de la ultraderecha, Manuel Espino, convertido en jefe de la oposición panista al gobierno de Calderón. Y otro, el que da título a la columna de hoy, cuya autora es Anabel Hernández, que lo entiende como una contribución a que “el periodismo en México sea el reflejo de lo que los mexicanos merecemos y queremos: un país libre de impunidad, en el que la corrupción ya no sea más una conducta institucionalizada del Estado”.

La autora, que recibió el Premio nacional de periodismo por sus reportajes, publicó en 2005 La familia presidencial, escrito en coautoría con la también reportera Areli Quintero; y al año siguiente Fin de fiesta en Los Pinos, ninguno de los cuales fue impugnado por sus protagonistas ante los tribunales, como hicieron en cambio Marta Sahagún y sus hijos con otras obras que los describían. En su nueva obra, que reúne y amplia materiales aparecidos en la revista electrónica Reporte Indigo, dirigida por Ramón Alberto Garza, la periodista documenta la relación de Juan Camilo Mouriño y Genaro García Luna con Felipe Calderón. El libro, terminado de imprimir en noviembre pasado, justo en los días en que, muerto el secretario de Gobernación su deceso fue tenido como funeral de Estado, no perdió por ello vigencia. Al contrario, su contenido explica la desproporción del duelo manifestado por el presidente de la República quien, respondiendo a una pregunta sobre el peor momento de su gestión no se refirió, por ejemplo, al atentado terrorista en Morelia, sino a la pérdida de su colaborador, lo que subraya la convicción generalizada de que acaso sea un muy buen amigo pero está lejos de ser un estadista.

La portada del libro (una fotografpia de Guillermo Perea, de la agencia Cuartoscuro) muestra a los tres protagonistas sonrientes, a bordo de un vehículo descubierto de la Policía federal. García Luna a la derecha y Mouriño a la izquierda, flanquean al presidente. El primero oculta casi por completo al procurador Medina Mora y al secretario de Marina almirante Sáynez. Mouriño, a su vez, cubre con su rostro el del general Guillermo Galván, colocado en la foto en un segundo plano.

La periodista dice que los funcionarios que lo flanquean “son hoy por hoy los dos hombres más cercanos al Presidente Felipe Calderón, que cada día paga un alto precio por mantenerlos en sus cargos y cada día que pasa nos hace pagar una parte de ese costo a todos.

“Mouriño es un funcionario muerto desde que se hicieron públicos sus contratos con PEMEX. No es interlocutor, ni tampoco le interesa serlo. Sigue más ocupado en sus negocios que en servir al país. Ahí están los nuevos contratos en el sexenio y las nuevas franquicias de gasolina que su familia obtuvo. Sigue más ocupado en manipular los asuntos internos del PAN para satisfacer sus ambiciones para 2012 que en atender los asuntos internos del Estado. Su viejo estilo corrupto de hacer política y negocios, envuelto en un traje de Ermenegildo Zegna y con un rostro joven hoy no engaña a nadie.

“García Luna es más peligroso aún. Ni Calderón ni Mouriño han caido en la cuenta del perfil del secretario de seguridad pública. Es un hombre cuya biografía prueba que fue creado en las cañerías del viejo sistema del PRI, el sistema represor, el sistema en el que hombres como Miguel Nazar Haro, Luis de la Barreda, Jesús Miyazawa, Arturo El Negro Durazo, Jorge Carrillo Olea, Francisco Quiroz Hermosillo y José Antonio Zorrilla, por citar algunos, tenían el poder para hacer y deshacer”.

El libro de Anabel Hernández abunda en documentos y testimonios sobre la inconfiabilidad de García Luna, lo cual obliga a preguntarse sobre el motivo de que Calderón no solamente lo mantenga en su cargo sino que lo avale reiteradamente. Con base en un relato de Espino, la autora sugiere que el secretario de seguridad pública lo es y seguirá siéndolo porque posee información que de ser divulgada comprometería a Calderón.

Esa información versa sobre un sistema de escucha telefónica organizado desde la oficina del candidato presidencial panista para hostigar a sus adversarios, entre ellos el propio presidente del PAN entonces. El procurador Daniel Cabeza de Vaca confirmaría el hecho a Espino: le contó que la Agencia federal de investigación, AFI, dirigida por García Luna en aquel entonces “dio con el domicilio donde se hacía el trabajito” y que “el expediente de esa investigación… lo conservaba García Luna”. Un asesor de la PGR dijo a Anabel Hernández que el director de la AFI “fue con Juan Camilo y la gente de Calderón a prevenirlos sobre lo que habían descubierto y se puso a sus órdenes”, de lo que la reportera infiere:

“Eran momentos muy delicados. Calderón y su equipo estaban en la cuerda floja. Nadie sabía a ciencia cierta si lograría tomar posesión o no. Si el caso del espionaje a Josefina Vázquez Mota, a López Obrador y a Espino Barrientos, se ventilaba, hubiera sido su fin… La complicidad permitió la toma de protesta. Y esa complicidad le ha salido muy cara al gobierno de Felipe Calderón. Ha tenido que pagar comprometiendo la propia estabilidad del país al mantener a dos funcionarios que en el sexenio de Vicente Fox fracasaron en sus tareas, Medina Mora y García Luna. A los dos se les dispensa todo, incluso la corrupción y la ineptitud”.

El libro traza las biografías de Mouriño y de García Luna y dibuja las redes de su poder. Es notoria la formación de un grupo de diez funcionarios que han acompañado al secretario de seguridad pública desde sus días del Cisen y ante los cuales han fallado los filtros y el control de confianza. Algunos de esos funcionarios han sido asesinados. Por lo menos uno de ellos, Edgar Millán, fue ultimado por miembros de la Policía Federal Preventiva, de la que era jefe. Otros miembros de ese equipo actúan en la cúpula de la seguridad pública federal. Ese es el caso de Facundo Rosas, recientemente removido de la subsecretaría de estrategia e inteligencia policial (para dejar en su lugar al general de división Javier del Real) pero mantenido en otra posición de semejante nivel. Y es el caso de Luis Cárdenas Palomino, coordinador general de inteligencia para la prevención del delito, cuya firme amistad con el secretario lo hace inamovible y no investigable pese a claros señalamientos en su contra. Hace tres meses, el dos de octubre de 2008, la autora presentó ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos una queja contra Cárdenas Palomino, por amenazas que le ha dirigido “a raíz de las investigaciones que he publicado sobre su grupo”.

Son varias y contundentes las denuncias contra los vínculos de García Luna y los suyos con grupos delincuenciales. El Presidente Calderón las conoce pero desestima sus alcances. El propio general secretario de la Defensa Nacional lo ha hecho (y acaso por ello un hombre de su confianza reemplaza en el cargo número dos de la SSP a uno de los secuaces de García Luna)

Tras su investigación (publicada por Grijalbo, como sus libros anteriores), Anabel Hernández concluye que Mouriño y García Luna “no son la enfermedad sino el síntoma de un problema más grave: Felipe Calderón (puesto que) el presidente es el único responsable de mantener a JC y a Genaro en sus puestos. Es el presidente de la república quien los tolera y mantiene a pesar de todo. ¿Lo hace voluntaria o involuntariamente? Hay incluso quienes se preguntan si en vez de jefe es rehén de los dos. De ese tamaño es el nivel de complicidad de lo ocurrido en la campaña de 2006 y en lo que va del presente gobierno…”

La reseña dada por Miguel Ángel Granados Chapa documenta hechos del dominio público que lograron ser hilados por la autora del libro, pero no queda claro qué es lo que había dentro del libro que pudiera ocasionar preocupación a quienes en brigadas furtivas intentaron vaciar las librerías en las cuales dicho libro estaba a la venta. La pista más fuerte la tenemos en otra reseña que detalla algo importante que se debería de haber sabido y que se debería haber dado a conocer públicamente por las mismas autoridades el mismo día en el que el Secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño perdió la vida en un extraño accidente: el secuestro cometido en contra de Juan Camilo Mouriño en 1996 en la ciudad de Campeche para la consumación de una venganza. Esto lo podemos ver en la siguiente reseña para la cual Reporte Índigo substanció sus revelaciones poniendo a disponibilidad de sus lectores en exclusiva los audios en los que Juan Camilo narró de viva voz lo que sucedió mientras estuvo en cautiverio.

Semanas antes de la tragedia del Learjet en la que muriera Juan Camilo Mouriño, la periodista Anabel Hernández entregó a Editorial Grijalvo la última versión de su nuevo libro.

Bajo el título “Los Cómplices del Presidente”, la periodista de Reporte Índigo presenta al detalle los contratos entre la familia Mouriño y dependencias del gobierno federal. Expone 167 contratos.

Anabel Hernández también habla con profusión del meteórico ascenso empresarial de la familia Mouriño Atanes, tanto en México como en España. Igualmente desmenuza el caso de Genaro García Luna.

Pero hay un capítulo que revela el otro drama de Juan Camilo. El que vivió a los 25 años en Campeche, cuando fue secuestrado durante casi un mes por un presunto ajuste de cuentas que los plagiarios querrían hacer con su padre.

Éste es el testimonio directo, publicado con la autorización de la autora y de Editorial Grijalvo. La experiencia incluye grabaciones inéditas dadas a conocer hoy por primera vez en Reporte Índigo.

Dichas grabaciones se hicieron durante los interrogatorios a los que fue sometido quien 12 años más tarde se convertiría en el secretario de Gobernación y jefe del Gabinete de Seguridad. Conoce los detalles.

LAS GRABACIONES DE MOURIÑO

“Esto es una venganza"

En el año 1996, cuando Juan Camilo Mouriño tenía 25 años fue secuestrado en la ciudad de Campeche meses después de la boda de su hermano Carlos, quien se casó en 1995.

El móvil del secuestro fue una venganza. Así lo narró el propio Juan Camilo Mouriño, pasado un tiempo del secuestro.

Como parte de la investigación que realicé para escribir el libro “Los Cómplices del Presidente”, publicado por el sello Grijalbo de Random House Mondadori, obtuve las grabaciones del testimonio dado directamente por Juan Camilo a un hombre que lo interrogaba, presuntamente un policía. Juan Camilo iba acompañado de su abogado.

Las cintas forman parte de las más de siete mil grabaciones que se encontraron en 1998 en el interior de una casa de espionaje montada en la ciudad de Campeche por orden del gobernador del estado, Jorge Salomón Azar García (1991-1997), la cual funcionó hasta 1997, el primer año de gobierno de José Antonio González Curi.

Las cintas son reveladoras y le quitan el velo a una serie de especulaciones sobre el secuestro de Juan Camilo. Incluso a datos falsos dados por el funcionario.

Hace unos meses, el propio Juan Camilo señaló públicamente que estuvo secuestrado por una semana. Pero según su testimonio en estas grabaciones, el secuestro apenas duró de 28 a 29 horas.

Al mismo tiempo, explicando el móvil de la venganza, Juan Camilo se refiere a los problemas fiscales de su padre, Manuel Carlos Mouriño Atanes, que en 1995 lo obligaron a salir del país.

En los audios y su contenido se reflejan varios rasgos de la personalidad del ex secretario de Gobernación. Por ejemplo, pese a que a los 18 años adoptó la nacionalidad mexicana, a sus 25 años seguía hablando con un marcado acento español.

Esta es la voz de Juan Camilo hace 12 años, cuando aún no ingresaba a la vida política del país.

El secuestro de Juan Camilo Mouriño Terrazo por sí solo sería un caso más de la nota policiaca de no ser por algo importante: este hecho que debería haber sido la principal justificante para reforzar la seguridad personal del segundo funcionario más importante de México no pesó en lo absoluto para aumentarle al Secretario de Gobernación su protección personal. Por el contrario, se encontraba más desprotegido que muchos funcionarios estatales de mucho menor rango el día en el que perdió su vida en aquél extraño accidente.

Como es bien sabido, con aquél extraño accidente ocurrido el 4 de noviembre del 2008 el Secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño dejó de ser un “problema” no sólo para su patrono Felipe Calderón -que estaba comprometido y en deuda con él por su ayuda y sus artes con las cuales le ayudó a dar el golpe que le permitió a Felipe Calderón llegar a la Presidencia de México de la manera más cuestionada en las últimas décadas- sino para la ultraderecha encubierta que se está apoderando de México tras bambalinas y que lo veía no sólo como un estorbo para las elecciones del 2009 para la renovación del Congreso sino inclusive como un enemigo.

En todo este asunto, la pregunta más incómoda que podría formulársele al Presidente de la República es la siguiente:

¿Por qué, pese a que apenas doce años atrás Juan Camilo Mouriño Terrazo fue el blanco de un secuestro, se le dejó desprotegido a merced de un posible atentado?

Quizá ésta es la pregunta incómoda que movió a quienes estuvieron vaciando los anaqueles de las librerías el libro Los cómplices del Presidente.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Diversidad en Acción

A diferencia de los gobiernos excluyentes en los cuales para poder gobernar un país forzosamente se tiene que militar no sólo dentro de cierto partido político y adherirse a cierto grupo de creencias sino inclusive se tiene que profesar cierto credo religioso o pertenecer a cierto grupo social o cierta raza, ha habido países con ciudadanos de mente abierta que están dispuestos a ser gobernados por quien consideran más apto para gobernarlos independientemente de su religión o de su raza. Un brillante ejemplo histórico de ello lo dió Inglaterra cuando en la Cámara de los Comunes el inglés de ascendencia judía Benjamín Disraeli logró convertirse en el Primer Ministro de Inglaterra. Algo así nunca podría haber ocurrido en la España fascista de Francisco Franco, en la Alemania Nazi de Adolfo Hitler, en el Afganistán de los Talibanes o en el otrora poderoso Imperio Español en el cual el Estado se fusionó con la Iglesia Católica a grado tal que tras darse la Independencia de México en 1810 los costos históricos de la separación Iglesia-Estado resultaron ser mucho más elevados de lo que deberían de haber sido.

Además de los numerosos ejemplos que encontramos en países europeos como Inglaterra y Francia, otro ejemplo de diversidad social lo ha estado dando repetidamente el pueblo norteamericano cuando tras las elecciones que se llevan a cabo periódicamente cuentan con representación en la Cámara de Representantes y en el Senado prominentes personajes de la política que representan una gama multicolor de razas y creencias religiosas, diversidad refrendada en las elecciones llevadas a cabo en el 2008 como nos lo confirma la siguiente nota:

Congreso de EU contará con más presencia católica
Los Angeles Times
22 de diciembre del 2008

Cuando el Congreso 111 se reúna este 6 de enero, los budistas, musulmanes e hindúes no contarán con los suficientes representantes entre sus integrantes.

Esto no va a causar ningún impacto. Sin embargo, un nuevo análisis que realizó el Foro Pew respecto a las afiliaciones religiosas de los miembros entrantes, indica que no hay muchos cambios en los vínculos religiosos del Congreso, solo que existe mucha más diversidad que hace medio siglo.

Los protestantes aún conservan la mayoría de los integrantes que disfrutan de un sueldo considerable, con el 54.7 por ciento –un poco más que el 51 por ciento que representan en el total de la población–, sin embargo, han disminuido comparativamente con el porcentaje de 1961, en donde había un 74.1 por ciento.

Pew encontró que los otros seguidores religiosos –los católicos, judíos y mormones– tienen actualmente los suficientes representantes en el Congreso.
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Los católicos representan el 30 por ciento del Congreso, un mejor porcentaje que el de su población que está por debajo del 25 por ciento. Los bautistas son el siguiente grupo más importante con el 12.4 por ciento de los miembros, representando el 17.2 por ciento de la población adulta.

Pero habría que observar a los metodistas, quienes al parecer continúan su marcha, constituyendo el 10.7 por ciento de los miembros, aunque representan tan solo el 6.2 por ciento de la población. Cabe señalar que el 100 por ciento de la primera familia saliente son metodistas; la familia entrante tiene una afiliación religiosa “cristiana” y son representados por dos pastores que participarán en la ceremonia de la toma de poder que se llevará a cabo el 20 de enero.

Los judíos representan sólo el 1.7 por ciento de la población adulta de los Estados Unidos y el 8.4 por ciento de sus miembros en el Congreso, incluyendo al 13 por ciento de los senadores, que son precisamente 13. Los mormones integran el 1.7 por ciento de la población y el 2.6 de los miembros del Congreso.

Los episcopales son el 1.5 de la población y el 7.1 por ciento de los miembros. Los presbiterianos, el 2.7 por ciento de la población y el 8.1 por ciento de los miembros, de acuerdo a un nuevo análisis efectuado por Pew.

Como quedó de manifiesto durante la propuesta del rescate económico que se presentó ante Congreso durante este otoño, a los miembros de todas las religiones les gusta la carne de cerdo.

Ningún hindú ha ocupado un escaño en el Congreso, mientras que Pete Stark, diputado demócrata por California, es el primero y único miembro del Congreso que declaró que no tiene fe en Dios.

Actualmente, hay dos musulmanes en el Congreso y dos budistas, además de un quákero. Para los propósitos del estudio que realizó Pew, “los Pieles Rojas de Washington” fueron clasificado como una “fe”, aunque no están constituidos como una religión oficial.

En Estados Unidos podemos encontrar muchos ejemplos recientes como lo que acabamos de citar. El 13 de enero del 2009, el legislador texano Joe Strauss (un Republicano de San Antonio) tomó el juramento de entrada a su cargo como vocero de la 81ava legislatura de la Cámara de Representantes del Estado de Texas, sin que fuese un impedimento u obstáculo alguno el que dicho legislador sea un judío norteamericano, convirtiéndose en el primero con ascendencia judía en ocupar tal cargo en Texas. La reciente investidura de Joe Strauss en esta posición importante siendo esta la vez primera para un judío en ocuparla demuestra de manera contundente que, pese a ser el Texas el Estado más grande de la Unión Americana, no hay tantos judíos metidos en la política de dicho país como lo afirma la propaganda de la ultraderecha que insiste en imaginar fantasiosamente la presencia eterna de un todopoderoso “lobby” judío haciendo todo lo que le dá la gana sin que nadie en los Estados Unidos (excepto los extremistas “nacionalistas” como Stormfront) se haya dado cuenta de ello.

Este ejemplo de diversidad y pluralismo que permite a una minoría judía tomar parte en las decisiones y actos de gobierno de dicho país en consenso democrático con las otras mayorías y minorías no es un caso aislado, y se ve reflejado en la actual composición de la Cámara de Representantes del Congreso de la Unión de los Estados Unidos.

El epítome del pluralismo y la inclusión de las minorías en el gobierno de los Estados Unidos es, desde luego, Barack Obama, el 44avo Presidente de los Estados Unidos, el primer americano negro en ocupar dicho cargo del cual tomó posesión el 20 de enero del 2009. Algo así jamás habría podido ocurrir en la Alemania Nazi racista y excluyente. La Alemania Nazi, como todos sabemos, terminó en el más triste y gris basurero de la Historia. En cambio la democracia norteamericana sigue manteniéndose con una vitalidad inusitata aún en estos tiempos de dificultades económicas gracias precisamente al hecho de que es una democracia incluyente y no una dictadura despiadada basada en prejuicios e ideologías estrafalarias que los ultraderechistas de hoy tratan de reivindicar a toda costa e insisten en revivir a como dé lugar.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Los Niños de la Ultraderecha

Es la temporada navideña, son las fiestas decembrinas, y los niños que está de vacaciones escolares se preparan para celebrar alegremente las festividades. Es la época de poner el pavo (el guajolote, en el caso de México) en el horno a rostizar, y de hornear también un rico pastel y adornar los arbolitos con esferas y lucecitas.

En una casa en algún rincón en la ciudad de Guadalajara, unos niños se preparan alegres para festejar la temporada llevándose a sus bocas unas barras de delicioso chocolate Hershey que acaban de comprar en la tienda de abarrotes de la esquina. ¡Mmmmhhh, que deliciosos saben cuando empiezan a disolverse en sus boquitas! Justo en esos momentos, el padre de los niños llega iracundo y los obliga a escupir los chocolates Hershey. Jamás permitirá a sus hijos consumir ni barras de chocolate Hershey ni “kisses” de Hershey ni producto alguno fabricado por esa empresa internacional, por el solo hecho de que el fundador de la empresa, Milton Hershey, era un judío. La casa, como podemos suponer, está habitada por un ultraderechista de línea dura, todo un neo-fascista que se identifica a sí mismo eufemísticamente como un “nacionalista”; así es como les gusta llamarse a sí mismos los que quieren ser prohombres de la ultraderecha.

Efectivamente, los chocolatitos Hershey están sabrosos, y se antojan mucho sobre todo en estas temporadas navideñas, pero en la casa de un buen “nacionalista” jamás se consumirá dulce alguno que sea fabricado por una empresa fundada por un judío; el padre de familia no les va a dar un solo centavo de su dinero tan ultraderechísticamente ganado. Los niños empiezan a llorar y la madre de ellos para consolarlos les dice que mejor vayan a la mesa porque les tiene preparado un chocolate calientito recién hecho. Sus caritas se iluminan al percibir el olor del cacao y corren a la mesa, pero justo cuando van a dar el primer sorbo, el padre de ellos llega enfurecido para quitarles las tazas de chocolate de sus manitas y tirar el contenido por el drenaje. Tampoco probarán ese chocolate calientito ni hoy ni nunca, porque el chocolate fue preparado con Cocoa Hershey.

Una vez que les ha pasado a los niños el susto por la reprimenda del padre, se van a un rincón de la casa para alegrarse a sí mismos la ocasión cantando unos villancicos navideños que aprendieron en la escuela. Ciertamente, en esto no puede haber nada de malo. ¿Qué puede haber de malo en cantar villancicos navideños justo en la temporada navideña? En eso están, cantando Blanca Navidad cuando el padre de ellos llega iracundo, con los ojos inyectados de sangre, ordenándoles a sus hijos que se callen, haciéndoles saber que la canción Blanca Navidad (White Christmas) fue escrita por un judío, el judío Irving Berlín, y en la casa de todo “buen” ultraderechista jamás se cantará canción alguna escrita por un judío, ni siquiera Hava Nagila, pese a ser no una canción con tintes políticos sino un canto de alegría. Y como el padre de los niños es un palurdo que sólo conoce bien de cosas tales como la fantasía de “la gran conspiración judía masónica comunista” con la cual los Nazis “justificaron” su Nazismo pretendiendo darle visos de “legalidad” a su criminal odio antisemítico y no está seguro de cuáles otros villancicos pudieran haber sido escritos también por judíos, para estar a la segura les ordena terminantemente a sus hijos no cantar ni escuchar ningún villancico navideño por el resto de sus vidas, obligándolos a que se lo juren solemnemente. Para compensarlos, el padre les enseña y los pone a cantar el himno “nacionalista” Cara al Sol, el himno fascista por excelencia de la España franquista cuando la península ibérica estaba estancada en una especie de Edad Media a la zaga del resto de Europa, junto con otros himnos “nacionalistas” que los obliga a memorizar a la vez que los pone a marchar dentro de la casa con el brazo extendido hacia adelante para que así se vayan “disciplinando”, ejecutando el “paso de ganso” a la perfección.

Sin esperar a que llegue la Nochebuena, uno de los niños abre anticipadamente un regalo que recibió en el intercambio de regalos en la escuela, el cual contiene un musical con muchas canciones bonitas que han escuchado en la escuela y en sus cajitas musicales MP3. El padre decide darles una oportunidad para que le muestren las piezas, y en cuanto escucha la primera lanza un aullido que parece el de un animal herido. Se trata ni más ni menos que de una pieza del musical The Sound of Music (La Novicia Rebelde), el cual trata de un austriaco con alto rango militar que tras la anexión de Austria a la Alemania Nazi se rehusó a atender el llamado al servicio militar hecho por el Tercer Reich huyendo con toda su familia a Suiza. ¡Traición! ¡Traición! ¡Traición a Hitler! ¡Traición al Führer! Empeorando aún más las cosas está el hecho de que los compositores que elaboraron toda la música y las letras de la película (la cual batió todos los récords de taquilla al ser exhibida en las salas cinematográficas) son judíos: Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II. De no haber sido por esto, tal vez el padre los hubiera dejado escuchar la música de la película, una música que es altamente pegajosa. ¡Pero no! ¡Lo importante es ser nacionalista (nacionalsocialista), y eso es lo único que importa en la vida! Eso es lo que deben aprender sus hijos, y eso es lo que les enseñará, por las buenas o por las malas.

Después de varias horas, cansados de tanto estar marchando dentro de la casa cantando himnos “nacionalistas”, los niños encienden el televisor justo a tiempo para ponerse a ver una película que han estado anunciando mucho en la televisión y que ellos nunca han visto excepto en cortometrajes de la misma: E.T. El Extraterrestre. Apenas van en la parte inicial de la película en la que E.T. se pierde en el bosque cuando el padre de los niños llega como un dragón bramando furioso apagándoles el televisor, poniendo a llorar nuevamente con esta acción a sus hijos. Y él les explica el por qué les está prohibido ver esa película. Fue hecha por otro judío, Steven Spielberg, y en la casa de un ultraderechista jamás se permitirá contemplar película alguna que haya sido dirigida o producida por algún judío o medio-judío o cualquiera que tenga algún tatarabuelo judío perdido en su árbol genealógico. Eso es lo que todo buen “nacionalista” debe de hacer. Eso es lo que hacían en el seno de las familias Nazis en los tiempos de Hitler, y el “nacionalista” está obligado “nacionalísticamente” a perpetuar esas costumbres. Los niños deben aprender desde temprana edad que ellos no están en este mundo para buscar su propia felicidad; están aquí para servir y honrar todo lo que sea “nacionalismo”, entendido en el sentido neo-Nazi de la palabra.

Los niños, muy taciturnos, sentados en el sofá de la sala sin poder probar ningún chocolate, sin poder cantar ningún villancico navideño de la temporada, y sin poder encender el televisor siquiera, se levantan curiosos para ver quién está tocando la puerta, ya que están esperando a un compañerito de ellos. Los que tocan resultan ser miembros de una brigada de la Secretaría de Salud que está vacunando a todos los niños menores de 12 años para protegerlos de la terrible poliomielitis en virtud de que han estado apareciendo nuevos brotes de tan terrible enfermedad. En eso, sale el padre de los niños para recibirlos, y lo primero que les pregunta es si esa vacuna es la vacuna Sabin, y cuando le contestan afirmativamente les estrella la puerta en sus caras. Jamás permitirá que sus hijos sean vacunados con la vacuna Sabin contra la polio, por el solo hecho de que el Doctor Albert Bruce Sabin era un judío y por ése solo hecho. De no ser por ésto el padre de los niños no vacilaría un solo momento en autorizar de inmediato la aplicación de la vacuna que dicho sea de paso es gratuita. Pero para un ultraderechista que sea fiel a sus principios doctrinarios, es mejor estar muerto o ver morir a los hijos de la manera más espantosa posible que deberle favor alguno a un judío. Eso es lo “nacionalísticamente” correcto.

Repuestos de sus regaños y sus castigos, los niños se llenan de alegría cuando un compañerito de ellos en la escuela llega llevando a casa de ellos unos discos DVD con las primeras cuatro películas de Supermán. ¿Qué podría haber de malo en verlas, tratándose de un héroe altamente idealizado que es el epítome de los superhéroes de las historietas que luchan al lado de la Ley por el bien y la justicia, el paladín de todo lo que es bueno en el mundo, salvando a la Tierra luchando en contra de archi-villanos como Alex Luthor? Pero apenas han empezado a ver la primera película deslumbrados con sus efectos especiales cuando el padre de los niños hace acto de presencia iracundo y corre de la casa al compañerito de sus hijos aventándole a la calle los discos DVD de las películas de Supermán, para después regañar duramente a sus hijos haciéndoles saber que Supermán es un personaje creado por dos jóvenes judíos, Jerome “Jerry” Siegel y Joseph “Joe” Shuster (los cuales por cierto nunca recibieron la justa compensación por su creación, cuya franquicia los podría haber vuelto más ricos que Aladino con todo y su lámpara maravillosa), siendo esta la razón por la cual Supermán tiene varias similitudes con los judíos de la vida real. Tras el duro regaño, el padre de los niños obliga a sus sufridos hijos a jurarle que nunca verán en toda su vida una sola película de Supermán ni leerán jamás una sola de sus historietas, tras lo cual los disciplina por enésima ocasión... poniéndolos a marchar dentro de la casa cantando “himnos nacionalistas”.

A la mañana siguiente, es hora de abrir los regalos de Navidad, y los niños encuentran emocionados entre sus presentes navideños un muñequito que puede hablar e interactuar, el cual está modelado directamente sobre el genial actor cómico del cine mudo, Charles Chaplin. Al estar disfrutando enormemente jugando con el muñequito, pasa cerca de ellos su padre, el cual muy enojado les arrebata su muñequito Charles Chaplin para hacerlo pedazos. Para el padre de los niños esto es ya exasperante, por el hecho de que él siempre ha sabido que Charles Chaplin también es un judío. Al menos, eso es lo que él siempre ha creído, idiotizado hasta la médula con propaganda circulada desde los tiempos del Nazismo alemán en la cual se atribuía a Charles Chaplin orígenes judíos en represalia por haberle hecho una sátira a Hitler ridiculizándolo de una manera genialmente cómica, muy al estilo de Chaplin. Sin embargo, hasta la fecha, ninguna de las más “respetables” fuentes del neo-Nazismo tanto el abierto como el encubierto han presentado jamás prueba alguna de que Charles Chaplin haya sido judío. Lamentablemente, una vez que algún “nacionalista” con poca sesera haya sido convencido por la propaganda ultraderechista de que tal o cual personaje histórico es un judío aunque no lo sea, lo más probable es que nadie podrá sacarlo ya del engaño, y se irá a su tumba convencido de todo lo que se le ha enseñado en los manuales de idiotización, convencido de que todo lo que se le ha dicho en esos manuales es la verdad y nada más que la verdad.

Ya les ha dicho a sus hijos que de grandes, cuando crezcan y tengan edad para ello, los meterá a estudiar en una universidad privada propiedad de “nacionalistas” reconocidos y que al ingresar a esa universidad tendrán la oportunidad de ser seleccionados para formar parte de algo muy grande que aún no puede revelarles, y si demuestran ser merecedores de ello en esa universidad privada en vez de aprender la historia "oficial" aprenderán la historia “verdadera”, revisada, para que así aprendan a ser “hombrecitos”.

De este modo, al terminar la temporada navideña más gris y triste que niños de tan corta edad puedan tener, los niños ya le han jurado a su padre -aunque de muy mala gana- que jamás probarán en toda su vida ninguno de los chocolates Hershey incluidos los “kisses”, jamás verán ni una sola película de Supermán o de las sagas de la Guerra de las Galaxias y de las aventuras de Indiana Jones, ni se vacunarán en toda su vida contra la poliomelitis si la única opción es la vacuna del judío Sabin, porque en todo caso para un buen “nacionalista” es mejor ver terminar a sus hijos como paralíticos postrados de por vida en una silla de ruedas o conectados a un respirador artificial que deberle cosa alguna a ningún judío así se trate de la propia salud. Aunque los niños están demasiado chicos para “entender” el por qué su padre los obliga a todas estas cosas, ya se lo agradecerán cuando sean grandecitos y tengan a sus propios hijos con los cuales harán exactamente lo mismo, porque lo único que importa en la vida es ser un buen “nacionalista”. Es la misma disciplina que se le daba a los niños alemanes en los tiempos de la Alemania Nazi, “nacionalista” de principio a fin, preparándolos para el sacrificio supremo al que están obligados cuando tal cosa se lo pidan los líderes “nacionalistas”.

Todo sea por el “privilegio” y la experiencia única e inolvidable de ser hijos de un ultraderechista “de a deveras”. Igual que cuando en los tiempos de Hitler.

¿Alguien se apunta?

sábado, 20 de diciembre de 2008

Yunquista inquieto

Aunque la ayuda que Felipe Calderón recibió de la extrema derecha de México fue invaluable para poder instaurarse como Presidente de México, no siendo él mismo un juramentado de algunas de las sociedades secretas de la ultraderecha mexicana afines a la Organización Nacional del Yunque hizo lo posible ya como Presidente para distanciarse de esta fauna peligrosa, sólo para terminar dándose cuenta de que no se los podrá quitar de encima por lo que resta de su sexenio. Sin embargo, sus intenciones de independizar a su infiltrado Partido Acción Nacional aunque fuese un poco de los neo-Nazis mexicanos encubiertos de hoy, terminaron costándole un distanciamiento en el que la cabeza más visible de los ultras de México, Manuel Espino Barrientos, el “líder moral” del Yunque la ha tomado en contra de la poca gente que le sigue siendo leal a Felipe Calderón, como podemos verlo en la siguiente nota:

Abre fuego Espino vs. calderonistas
Agencia Reforma
19 de diciembre del 2008

El ex líder nacional del PAN, Manuel Espino, acusó a la actual dirigencia blanquiazul, encabezada por Germán Martínez, y a los “autodenominados calderonistas”, de formar un grupo faccioso que subordina el partido al Gobierno, otorga cargos a incondicionales y genera divisiones en los estados.

“Son los autonombrados calderonistas. Se han convertido en un grupo faccioso dentro del partido. (¿?) Es el grupo que ha inventado los temas del Yunque. (¿?) Ha inventado los temas del grupismo dentro del partido, pero sin ninguna justificación, y ellos se han erigido en un grupo cerrado, faccioso, con una visión patrimonialista. (¿?)

“Se sienten dueños del partido, dueños del gobierno y eso es peligroso para el país, para el gobierno y para el partido”, arremetió en entrevista con Reforma.

Consideró que el discurso de unidad de la dirigencia de Martínez es sólo retórica.

“Bastó un año para alejarnos de nuestra vocación humanista, solidaria, democrática, que él mismo proponía retomar como si se hubiese perdido en los años previos”, arremetió.

A partir de enero, Espino regresa al CEN panista y desde ahora advierte a Germán Martínez cuál va a ser su tarea para la elección de los candidatos que competirán en 2009.

“Me reincorporo al PAN para exigir congruencia, exigir que sean los mejores candidatos, no los amigos de los que están en el CEN, no los que están en el Gobierno.

“También voy a exigir que no bloqueen a las personas identificadas con Manuel Espino por el solo hecho de que una vez colaboraron con él, como presidente del partido, o porque son amigos.

“(La actual dirigencia) ha optado por una estrategia que privilegia el amiguismo, los compadrazgos. A los que se muestran incondicionales se les promueve a las candidaturas, se les conceden para fortalecerlos en sus estados, eso ha sucedido en Durango, en Chiapas, en Nuevo León.

“A los amigos del calderonismo se les concede el privilegio de proponer delegados federales, que no en pocos casos usan la nómina federal para someter voluntades de panistas”, acusó.

La vocalidad desmedida de Manuel Espino Barrientos no le sirvió de mucho para que desde la dirigencia nacional del PAN se le postulase como candidato plurinominal (sin tener que someter su candidatura a la aprobación popular) al cargo de Diputado federal, con el resultado de que en el próximo Congreso de la Unión no estará presente ocupando una curul el ultraderechista más reconocible de México. De cualquier manera, en su búsqueda por una “chamba”, un “hueso” para estar royendo el presupuesto por tres años dentro del gobierno federal, Espino Barrientos no parece haber recibido mucho apoyo de los otros ultraderechistas que comulgan con su ideología y que están incrustados dentro del PAN, por el simple hecho de que Espino Barrientos está ya demasiado identificado con el Yunque por más que insista en seguirlo negando. El tenerlo como cabeza visible en un puesto público no conviene en estos momento a los intereses actuales de la organización en general dado lo “chamuscado” que está. Posiblemente algún día llegue la oportunidad de que pueda ser recompensado por su lealtad incondicional a la extrema derecha que él representa, incluso con un cargo como el de Secretario de Gobernación, pero hoy no es ese día. Y es que, aunque cada día controlan más y más, aún no lo controlan todo, y la falta de apoyo para asegurarle un alto puesto en el gobierno federal es la mejor prueba de ello. Naturalmente, queda la posibilidad de que el pueblo de México despierte a grado tal que pueda descarrilarles a los ultraderechistas sus proyectos de establecer en México un gobierno paralelo secreto, en cuyo caso se tendrán que ir a su casa, Espino Barrientos entre ellos, a planear y maquinar algún otro plan de acción, que es lo único para lo que son realmente buenos.